Page 223 - Vive Peligrosamente
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intermedia: ni niega ni asiente, no acepta el blanco ni el negro; se limita a
oscilar entre un simple gris que no le compromete a nada. No ha cedido ni
un ápice. Pero ha logrado lo que se proponía. Acepto semejante táctica de
un extraño, o de un enemigo, pero no puedo permitir que se me trate de esa
forma por un alemán que sólo puede desear el bien de su Patria, al igual
que yo mismo".
Tuve, también, ciertos contactos con el Servicio Secreto de la
Luftwaffe, que era conocido por nuestros agentes con el nombre clave de
"Zeppelin". Tengo que reconocer que el Ministerio del Aire y su
correspondiente Servicio Secreto estaba muy bien organizado. Y no miento
si afirmo que nunca vi nada tan perfecto. A medida que el tiempo fue
pasando, mi Sección colaboró estrechamente con ambos, y tuvimos la
ocasión de asombramos innumerables veces al comprobar la cantidad de
datos que poseían sobre todos los países. La mayoría de los mapas fueron
copiados de fotografías que habían sido tomadas desde el aire. Incluso
poseían datos perfectos sobre la topografía del terreno de los extensísimos
territorios junto al Volga, del lago Aral, que se encuentra al sudeste del
país, y de toda la zona comprendida entre Mesopotamia y el Canal de Suez.
Pero la mayoría de las fotografías habían sido obtenidas en los años 1940 y
1941, durante la época en que la Luftwaffe alemana era la dueña y señora
de todos los espacios aéreos.
Los archivos de aquel competentísimo Ministerio estaban repletos de
datos sobre las diversas instalaciones industriales del enemigo.
Me había hecho con varios informes sobre la industria de guerra
soviética, con el fin de preparar la "Operación Ulm". Pero cuando eché un
vistazo a los archivos de la Luftwaffe, me di cuenta de lo mucho que me
quedaba por aprender y de la magna tarea que me esperaba.
No cabía la menor duda de que Rusia había instalado sus industrias más
importantes en una zona situada al este de los Urales. Y que, incluso
muchas de sus importantísimas fábricas habían sido desmanteladas del
emplazamiento en que estaban y trasladadas a las nuevas zonas industriales.
Tampoco debíamos de pasar por alto el hecho de que la vastísima zona
fabril de la Unión Soviética era mucho mayor que, el Reich de entonces.
Por ello, no tuvimos más remedio que buscar nuevas fuentes de
información.
Estudiamos y recopilamos los informes obtenidos a través de los
prisioneros de guerra, comprobándolos con los datos que en nuestro poder
obraban procedentes de ciertas firmas alemanas y francesas que