Page 273 - Vive Peligrosamente
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Lo primero, lo más importante de todo, era que la situación en Roma se
          aclarase, ya que debía ser la "pase de retaguardia" de las tropas alemanas
          que combatían en el Sur. Debíamos hacer lo que fuere para que la Ciudad
          Eterna continuase en nuestras manos.
            Fortificamos los alrededores y el centro de Frascatti, lo que nos permitió
          pudiéramos  disponer de algunas horas de tranquilidad para preparar la
          transmisión a la tropa de las órdenes que deberían cumplir el día siguiente.
            Ya  sabíamos los  motivos que habían impulsado a los aliados a
          bombardear la ciudad de  Frascatti; no se nos  escapaba que tanto el Alto
          Mando aliado como el Gobierno italiano se habían puesto de acuerdo para
          debilitar las fuerzas militares alemanas destinadas en Italia. Pero..., ¡no lo
          consiguieron! Continuábamos  comunicándonos  con todas nuestras
          unidades que, como es de suponer, estaban en estado de alarma. La noche
          transcurrió relativamente tranquila, a excepción  de ciertas escaramuzas
          entre tropas alemanas e italianas sostenidas en el sur de Roma.
            A primerísimas horas de la  mañana del 9  de septiembre de 1943 se
          entablaron los primeros combates serios en las cercanías de Frascatti. No
          obstante, conseguimos, en el transcurso del día, que toda la cordillera de
          Sabina quedase en nuestras  manos. Las tropas alemanas lograron abrirse
          paso hasta  Roma, que estaba ocupada por gran número de soldados
          italianos; incluso ellos mismos la cercaban.
            Fue casi a la misma hora de aquel día cuando hizo acto de presencia
          "mi"  médico; se sentía desolado de que, como consecuencia de la nueva
          situación, se hubiese echado a perder nuestro plan referente al "sanatorio".
          Me informó con toda clase de detalles sobre la forma en que había llegado
          hasta Aquila y cómo, desde allí, se había dirigido al valle donde estaba la
          instalación del teleférico que conducía al hotel  de montaña que  nos
          interesaba.  Me dijo que, una vez en él, hizo lo imposible para continuar
          adelante; pero sus esfuerzos resultaron infructuosos, puesto que no le
          dejaron avanzar ni un solo centímetro  más. Me explicó que la  carretera
          estaba cortada por un grueso tronco de árbol, y  que era estrechamente
          vigilada por un puesto de "carabinieri". Entabló negociaciones  con ellos
          hasta que consiguió hablar por teléfono con el hotel.
            Un oficial le contestó que el hotel  había sido requisado con fines
          militares y que estaba completamente cerrado para cualquier otra clase de
          actividad. El  médico opinó que el "Campo Imperatore"  debía ser
          considerado como un centro de gran importancia, porque había visto una
          instalación radiofónica provisional en el valle, y porque era muy fuerte la
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