Page 34 - Vive Peligrosamente
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En el  mes de julio del año 1934, un grupo de nacional–socialistas
          intentó el derrocamiento del gobierno. Al igual que el resto de la población,
          yo mismo me sentí sorprendido por su actuación.
            La rebelión fue sofocada de la misma manera que lo había sido la de
          febrero del mismo año. Ella puso  en las  manos del gobierno todos los
          resortes necesarios para desencadenar  un régimen  de terror. Nunca fui
          puesto al corriente de las particularidades del último levantamiento. Sin
          embargo, varias circunstancias se  me aparecieron como poco claras (mis
          opiniones sólo pudieron basarse  en unas cuantas informaciones),
          especialmente el papel desempeñado por el ministro del Interior, Fey.
          También me pareció extraño que fuera tan precipitada la autopsia efectuada
          al cadáver de Dollfuss, que se hizo en circunstancias muy peculiares.
            A continuación de ambos levantamientos fueron  dictadas numerosas
          sentencias de muerte, que se ejecutaron inmediatamente. Miles de personas
          fueron arrestadas, dictándose condenas a varios años de cárcel, y cientos de
          ellas internadas por tiempo indefinido en campos de concentración que, en
          aquel tiempo, no tenían un signo tan terrible como actualmente y cuyo
          nombre era, simplemente: "Campos de retención".
            Se comprende fácilmente que aquellos sucesos no contribuyesen a
          implantar la paz interior  en Austria; todo lo contrario, contribuyeron a
          aumentar las exigencias de la oposición  y a fortalecer sus posiciones. A
          pesar de que yo me limitaba a llevar a cabo actos de ayuda, evitando toda
          actuación directa, lo que me proporcionaba grandes quebraderos de cabeza
          en aquellos años de crisis, continuaba, como es de suponer, siguiendo con
          gran interés los avances y éxitos que el NSDAP iba logrando en el III
          Reich. Y pensaba, acertadamente,  que todas las posiciones conquistadas
          por el NSDAP en Alemania acabarían por influir y repercutir en Austria.
          Nadie podía negar que el gobierno  de Hitler estaba alcanzando grandes
          éxitos en todos los ámbitos sociales y que luchaba enérgicamente contra la
          crisis económica.
            Las impresionantes cifras de los obreros parados fueron disminuyendo
          de una manera espectacular, y la puesta en práctica de nuevas directrices
          para regular el mundo de las Finanzas y económico dieron resultados tan
          sorprendentes que nadie se atrevía a negarlos, ni siquiera los partidos de la
          oposición. El  ministro de Finanzas, doctor Hjalmar Schacht, estableció
          nuevas normas para la política económica, lo que fue considerado por la
          opinión mundial como una obra positiva.
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