Page 35 - Vive Peligrosamente
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Durante aquellos años  hice algunos viajes  a  Alemania, y pude
          comprobar, al igual que otros observadores imparciales, que eran efectivas
          las mejoras establecidas, que repercutían favorablemente en el nivel de vida
          de la población. Sin embargo, para nosotros, los que vivíamos al otro lado
          de las fronteras, eran  mucho más importantes otros factores: los éxitos
          logrados por Hitler en el ámbito de la política internacional, así como el
          respeto que se tenía, por parte de las potencias extranjeras, a su forma de
          gobierno.
            Estimo que es interesante exponga ciertos hechos que, todavía, conservo
          frescos en mi memoria, aunque hayan sido ya olvidados por muchos.
            Yo era un apasionado lector de periódicos. No leía solamente los diarios
          austriacos, sino que, para estar debidamente informado, también leía toda la
          prensa extranjera. En los quioscos de Viena adquiría toda la que deseaba.
          Mis informaciones me las proporcionaban las lecturas de periódicos tales
          como el "Daily Mail", el "Times", el "Die Neue  Züricher Zeitung", el
          "Frankfurter Allgemeine Zeitung", este último, el único alemán que podía
          adquirirse, por entonces, en Austria.
            El dueño del quiosco de periódicos de la Plaza de la Opera era un artista
          en su género. No sólo conocía muy  bien la forma como debía llevar su
          negocio, sino que, además, se sabía el  contenido de todos los periódicos
          que vendía. El era, precisamente, el que llamaba mi atención diariamente
          sobre los artículos y comentarios que tenían un cierto interés.
            Algunas veces, por ejemplo, me decía:
            –¿Sabe usted ya, señor ingeniero, que Rosenberg, el que ha escrito el
          "Mythus", está de visita  en Londres? Simon, el ministro de  Asuntos
          Exteriores, y el de la Guerra, han recibido al nazi con grandes muestras de
          cortesía. Lo pone el "Daily Mail". Treinta "groschen". ¡Gracias!
            Mi padre, que, como consecuencia de los efectos y resultados  de la
          guerra, no tenía mucha fe en los partidos políticos, me exponía sus ideas
          frecuentemente. Quería hacerme comprender, siempre que podía, que
          ninguna guerra, empleada como  último recurso de una política
          internacional, había tenido buenas consecuencias, ya que el caos resultante
          de ella era  mucho  mayor siempre que los logros conquistados  mediante
          ella. Lamentaba amargamente que continuase vigente la incomprensión y el
          odio entre los pueblos durante la época de la posguerra, y que las fronteras
          entre las naciones no fueran, simplemente, trazos dibujados sobre los
          mapas, sino  autenticas barreras  infranqueables e inaccesibles para la
          comprensión y la fraternidad humanas. Era un lector tan apasionado como
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