Page 43 - Vive Peligrosamente
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Partenkirchen fueron muy bien tratados. No escuché ni un solo comentario
          que disintiera de tal afirmación. La juventud de todo el mundo que se dio
          cita en aquel lugar, no sólo se reunió animada por ideales deportivos, sino,
          también, porque no consideraba que existiera diferencia alguna y porque se
          sentía hermanada.
            Los representantes de las diversas naciones, que  se reunían libre  y
          espontáneamente, sabían que podían hablar sobre cualquier tema sin que,
          por ello, se originaran ásperas discusiones. Cada uno de nosotros estábamos
          plenamente convencidos de que, finalmente, habíamos dado un gran paso
          para llegar a alcanzar una más perfecta comprensión entre  todas las
          naciones del mundo.
            Es muy posible que fuera el espíritu deportivo que imperaba entonces en
          Garmisch el que contribuyese a fomentar tales sentimientos. Los
          vencedores eran ovacionados entusiásticamente, sin que se tuviese en
          cuenta para nada la nacionalidad de cada uno de ellos. Los más destacados,
          los más audaces, recibieron las mayores muestras de simpatía del público,
          así como de sus propios compañeros. Casi todos eran oriundos de países
          nórdicos: finlandeses, noruegos, suecos.
            La consecuencia personal que yo saqué de aquella Olimpíada, puede
          sintetizarse en una frase:
            "La educación patriótica de la juventud no puede ser considerada como
          una cosa secundaria, si se desea  alcanzar una unión completa entre los
          pueblos".
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