Page 214 - El Misterio de Belicena Villca
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principio puede emplearse para señalar cualquier otro aspecto de la Cultura de
una Nación, el cual presentará siempre un área de influencia nacional diferente
del espacio geográfico estatal. Pero, y esto es lo importante: sólo los miembros
de una Nación saben dónde empiezan y terminan sus límites; quienes son
ajenos a ella podrán intuir las regiones en las que se manifiesta lo nacional,
pero la definición precisa la conocen únicamente aquellos que pertenecen a
la Nación. Y esta percepción, que no es racional ni irracional, se dice que es
carismática.
La Sabiduría Hiperbórea afirma que el principio del Cerco determina
una forma y un contenido: a la forma, la denomina “Mística”; y al contenido,
“Carisma”. Los miembros de una Nación, por otra parte, son sujetos
estratégicos. Una Nación, como producto de un Cerco estratégico, determina su
forma Mística propia, la cual es percibida carismáticamente por los sujetos
estratégicos que pertenecen a ella. Toda Mística, la nacional o cualquier otra, es
independiente del tiempo y del espacio físico: su manifestación es puramente
carismática. De aquí que todos quienes perciben la Mística, es decir, quienes se
encuentran bajo el mismo Cerco estratégico, adquieran idéntico conocimiento
sobre su forma, sin diferencia de perspectiva: tal unidad es posible porque
todos los sujetos estratégicos poseen una conexión a priori, que es el Origen
Común de la Sangre Pura; bajo la forma de una Mística, los sujetos
estratégicos experimentan una Vinculación Carismática, que los une en el
Origen, y les revela idéntica Verdad. Se entiende así, el concepto de
centralidad de la Mística: todo sujeto estratégico es el Centro de la Mística;
mas, como la percepción es carismática, no temporal ni espacial, es claro
que el mismo centro está simultáneamente en todos los sujetos
estratégicos. Con respecto a la Nación Mística, por ejemplo, hay un Centro que
radica simultáneamente en todos los miembros de su pueblo, los sujetos
estratégicos: cada uno de ellos proyecta el principio del Cerco en cualquier
campo, sea geográfico o cultural, y recibe carismáticamente la Mística nacional; y
la Nación es una y la misma para todos.
Y ahora se comprenderá mejor Dr. Siegnagel, el carácter carismático de la
Función Regia: de acuerdo con la Sabiduría Hiperbórea, si el Centro de una
Mística nacional se corporiza en un hombre, éste, sin ninguna duda, es el
Rey de la Sangre Pura, Líder racial, Jefe carismático, etc., de ese pueblo. El
Rey de la Sangre constituye, pues, el Centro fundamental de la Mística del
Reino, que es el mismo centro que radica simultáneamente en todos sus
súbditos: “de manera que nada material puede interponerse entre el Rey de
la Sangre y el pueblo”, pues entre ellos existe la Vinculación Carismática en
el Origen común de la Sangre Pura.
Al aplicar el principio del Cerco a su Reino, Felipe IV percibe la Mística de
la Nación francesa y observa también, como por contraste, al Enemigo, externo e
interno. ¿Quién es el Enemigo? Hay que considerar varios grados. En primer
lugar, el Enemigo es todo aquel que se opone al establecimiento del Cerco
estratégico: quien reconoce una frontera nacional pero no la acepta; quien
presiona contra alguna de las fronteras nacionales. En este caso está, por
ejemplo, otra Nación, vecina o no, pero que ejerce el poder incuestionable de
expandir su cerco nacional, basado en el Derecho Divino del Espíritu a Reinar
sobre pueblos racialmente inferiores y a ocupar su territorio: la polémica la
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