Page 336 - El Misterio de Belicena Villca
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blanca”, de cinco codos de alto, parecían flotar en el aire, pero de alguna manera
                 obtenían punto de apoyo pues lograron descargar sus espadas sobre los
                 heroicos arqueros. Las hojas relampaguearon al surcar el espacio pero rebotaron
                 sin penetrar en las corazas de Nimrod y Ninurta. Sin embargo el impacto hizo a
                 éstos rodar aturdidos por el techo de la torrecilla que hacía las veces de última
                 terraza.
                        Una lluvia de flechas se abatió entonces sobre los “Demonios Inmortales”
                 y, aunque muchas de ellas  rebotaron en sus corazas, otras tantas penetraron
                 acribillándolos. Cayeron los gigantes  malheridos junto al Rey Nimrod quien
                 rápidamente los decapitó, enarbolando sus enormes cabezas ante la
                 enfervorizada muchedumbre.
                        Mientras el Rey Nimrod hacía esto y luego arrojaba hacia la multitud el
                 sangriento trofeo, el General Ninurta, acompañado por parte de la Elite guerrera,
                 comenzó a trepar por el árbol Enlil que unía el Cielo con la Tierra. ¡Por primera
                 vez en miles de años un grupo de Guerreros Sabios se aprestaba a tomar por
                 asalto a Chang Shambalá!

                        Le ruego, Dr. Siegnagel, me permita hacer un breve alto en el relato para
                 que pueda expresar en un poema lo que pasa por mi Espíritu al evocar la última
                 gesta maravillosa de aquel pueblo hiperbóreo que sabía lo que hacía, en medio
                 de un mundo que era pura confusión. Luego retomaré nuevamente el relato en el
                 preciso momento en que los guerreros de  Nimrod se aprestaban a invadir el
                 Umbral de la iniciación sinárquica.


                                      ¡Valerosos guerreros Kassitas!
                                      Su hazaña iluminará eternamente
                                      a todos los pueblos hiperbóreos
                                      que decidan tomar el Cielo por asalto
                                      y regresar al origen primordial
                                      del que Jehová Satanás los ha privado.
                                      Porque Ellos combatieron a los Demonios
                                      y despertaron del Gran Engaño.
                                      Pero hasta ahora nadie ha logrado
                                      igualar la gloria de Nimrod, “el Derrotado”.
                                      Por eso los que aquí quedamos
                                      debemos intentarlo nuevamente
                                      Junto a Kristos Lúcifer “el Enviado”.
                                      El Dios de los que “pierden” durante el Kaly Yuga,
                                      y los Dioses Leales al Espíritu del hombre
                                      que esperan el momento designado
                                      en que doce hombres
                                      de la Sangre más Pura
                                      y un Siddha
                                      se reúnan al final del Kaly Yuga
                                      en suelo Americano.
                                      Entonces el Gral será encontrado
                                      y luego de mil años de traiciones
                                      caerá la venda de los ojos, despertando;
                                      la Puerta nuevamente será abierta

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