Page 430 - El Misterio de Belicena Villca
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¿dónde está la Puerta hacia Dios, hacia el Mundo de Dios, hacia la Patria del
Espíritu?
Durante muchos años busqué la verdad de estas preguntas, pero jamás
como ahora estuve ante una situación límite en que la necesidad de discernir se
hacía incompatible con la vida corriente. Pues, estaba seguro, ya no podría
avanzar más en mi vida sin encontrar una respuesta; tenía 36 años, pero hacía
por lo menos 15 que “buscaba” res-puestas. En esa búsqueda había transitado
un camino sinuoso que no desdeñó las cumbres intelectuales de la Filosofía y la
Ciencia, ni los abismos irracionales de Religiones y Sectas.
Recordaba que al principio había estado orgulloso de tener una formación
“occidental”. Preparado en un ambiente de crudo cientificismo racionalista, hubo
tiempos en que llegué a confiar ciegamente que las metodologías de la
investigación empírica eran el único camino para obtener un conocimiento cierto
del Universo. Pero pasaron los años, aparecieron angustias que no podían
reducirse por ninguna “metodología” y entonces consideré la posibilidad de
explorar otras vías de conocimiento.
Recorrí en esa búsqueda mil tendencias filosóficas y religiosas; leí cientos
de libros y practiqué muchos ritos de Cultos distintos. Pero siempre ocurría lo
mismo; mientras las teorías y dogmas, expresados de todas las formas -
imaginables, eran cuando menos dignas de respeto, no podía decirse lo mismo
de las organizaciones que sustentaban tales ideas. A menos que uno estuviese
cegado por una fe fanática, acababa por descubrir “atrás” de las Ordenes o
Sectas –o simplemente de los “Líderes”–, el fin subalterno e inconfesable; la
ligazón inadmisible e intolerable.
Estos fines ocultos, fui descubriendo con indignación, obedecían a tres
modos de operar de las fuerzas sinárquicas: un modo “militar”, un modo
“político”, y un modo “religioso”, sin que esta clasificación implique orden de
importancia o aparición. Las “Sociedades Secretas sinárquicas”, usaré este
nombre genérico, podían comportarse de acuerdo a uno, dos, o a los tres modos
mencionados, y tender firmemente al cumplimiento de sus fines secretos. En
última instancia, comencé a sospechar, todas se unían en un objetivo común:
obtener el dominio del Planeta, favorecer la toma del Poder mundial por parte de
un grupo jerárquico de hombres. Naturalmente, que entonces Yo ignoraba, hasta
la lectura de la carta de Belicena Villca, que los destinatarios del esfuerzo
universal de la Sinarquía eran los miembros del Pueblo Elegido. Pero, he aquí lo
que Yo comprobaba: los Servicios de Inteligencia de cualquier especie y país,
modo “militar” de las Sociedades Secretas sinárquicas, se ocupan de infiltrar
todas las organizaciones posibles, incluídas las sectas o Iglesias religiosas,
cuando no las controlan directamente, como por ejemplo ocurre con la Iglesia de
los Santos de los Ultimos Días (Mormones) que está hábilmente manejada por la
C.I.A. El marxismo internacional, el trotskismo, el sionismo, etc., modos
“políticos” de las Sociedades Secretas, están atrás de cientos de inocentes
organizaciones que les sirven de fachada. Y dentro de los modos “religiosos”
se cuentan miles de grupos o grupúsculos controlados por la Sinagoga, las
Iglesias Protestantes, el Islam, el Budismo, y hasta la Iglesia Católica. Y siempre
el fin último es el formar un espectro lo más amplio posible para abarcar todas
las variantes ideológicas y captar a todos los disidentes de las Grandes Líneas
Internacionales. “Nadie debe quedar fuera del control de la Sinarquía” parece
ser la consigna que los guía.
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