Page 534 - El Misterio de Belicena Villca
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así, que la casa de Konrad Tarstein se extendía en toda esa ala de la vetusta
mansión, frente al segundo piso.
–¿De cuántos cuartos cuenta la casa? –pregunté mientras azucaraba el
aromático Té de Shanghai.
–Contando ambas plantas, unos... treinta o treinta y dos ambientes –
respondió enigmáticamente–. ¿Quién podría saberlo?
Me miró un largo instante, como dudando si debía detenerse allí o
completar la respuesta. Al fin algo en él pareció relajarse, y optó por la segunda
alternativa.
–Mire Kurt, Yo no sé si estará ya preparado para aceptar ciertos hechos
que escapan a la normal comprensión del hombre corriente. De todos modos,
puesto que pretendemos hacer de Ud. un Iniciado Hiperbóreo, tarde o temprano
tales hechos no le resultarán para nada sorprendentes: es sólo cuestión de
tiempo que los comprenda. Así que, le daré una información que para cualquier
mente racional sería lógicamente increíble, pero no lo será para nosotros pues
corresponde a la más rigurosa verdad, perfectamente comprobable por todo
Iniciado: en esta casa, hoy pueden haber 32 ambientes pero mañana, tal vez,
hayan 35, 40 ó más; o tal vez menos, 20, 25, 30, ¿quién podría saberlo?
Naturalmente, neffe, aquella revelación me produjo la incomprensión que
preveía Tarstein. No olvides que sólo tenía 19 años y que aún me hallaba
conmocionado por la recientemente adquirida facultad de oír la Voz de Kiev, el
Señor de Venus. Sin embargo no me sobresalté y tomé sus palabras con
tranquilidad. Konrad Tarstein prosiguió, aparentemente satisfecho por el efecto
nulo que causaban sus datos.
–Esta no es una casa común, Kurt. No señor, Ud. se encuentra dentro de
lo que nosotros llamamos una plaza liberada, un oppidum, es decir, un espacio
ganado al Enemigo. Aunque Ud. vea sólo paredes rodeando al área edificada,
ellas sólo encubren a un cerco estratégico denominado Arquémona o vallo
obsesso, que separa y aísla a la plaza del Valplads o territorio enemigo, vale
decir, del campus belli. Ud. no puede percibir el Arquémona porque aún no está
Iniciado y su Alma le bloquea la visión espiritual: solamente su Espíritu Increado
es apto para captar el cerco carismático del Arquémona. Pero ya lo verá, Kurt,
ya lo verá. ¡Y entonces comprenderá que es real lo que parece imposible, y que
la casa no es geométricamente estable porque su estructura no participa
exclusivamente de los Arquetipos Creados, como toda casa, sino que en ella
interviene un elemento increado, el Infinito Actual !
Luego de ese anuncio, Tarstein suspiró y dijo:
–Aquí, Kurt, el Tiempo transcurre de otro modo, desincronizado del Tiempo
exterior, del Tiempo del Mundo. Por eso, en este espacio liberado de la plaza, y
con este tiempo propio, la construcción no puede ser estable y no sólo sus
sectores varían, sino que lo hacen en sincronía con el Tiempo interior: siglos y
milenios de distancia se podrían salvar al atravesar una de estas puertas.
Por una de tales aberturas del tiempo y del espacio, llegaron alguna vez mis
Antepasados, los Señores de Tharsis de la rama germana, quienes pertenecían a
una Orden medieval conocida históricamente como Einherjar : debe saber Ud.
que mi apellido Tarstein, significa “piedra de Tharsis”, en memoria de una Casa
legendaria que remonta sus orígenes raciales a los Atlantes blancos, los
sobrevivientes blancos de la Atlántida. Sé que ésto le parecerá fantástico, pero
Yo desciendo de una Estirpe que permaneció oculta durante siglos debido a la
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