Page 546 - El Misterio de Belicena Villca
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fueran a tomar su nombre de una voz extranjera. Otros sostienen que la
palabra druida se deriva de la voz británica dru o drew, que también
significa encina, y que de ésta se deriva la voz griega δρυς. De las muchas
etimologías orientales que se han presentado parece la más aceptable la
forma sánscrita druwidh, que significa pobre indigente, porque los druidas,
como los sacerdotes de todas las naciones, debían hacer voto de pobreza.
Los argumentos en favor del origen oriental de los druidas son muy dignos
de ser atendidos, ya que no por otras razones, porque ha sido aceptado por
muchos escritores de la antigüedad. Diógenes Laercio y Aristóteles colocan
a los druidas y a los caldeos al lado de los magos persas y de los indios,
opinión que con ellos comparten gran número de escritores. La divinidad de
los brahmanes tiene una gran semejanza con la divinidad druídica. La
importancia que los druidas concedían a los bueyes es otra coincidencia
singular; los misterios druídicos tienen también gran analogía con los
misterios de la India. En la vara mágica de los druidas se ve el bastón
sagrado de los brahmanes. Unos y otros tenían los mismos objetos
consagrados: usaban tiaras de tela, y el círculo simbólico de Brahma, como
la media luna, símbolo de Siva, eran ornamentos druídicos. Grandes eran
también las analogías entre la idea que tenían los druidas de un Ser
Supremo y la que se encuentra en las obras sagradas de la India; así que
no parece muy aventurado suponer grandes relaciones entre druidas y
sacerdotes indios y pérsicos.
Hubo druidas no solamente en la Bretaña habitada por pueblos
galos, sino también en la Galia cisalpina y en el valle meridional del
Danubio, habitado también por pueblos galos; pero no los hubo en
Germania, como sin ningún fundamento pretenden los que dicen que los
germanos son los hermanos de los galos y los denominan con el apelativo
imaginario de celtas; o más claro y terminante, los sacerdotes de los
germanos no llevaban el nombre de druidas.
Según César, en su obra De Bello Gallico, en cuyo libro VI se ocupa
de los usos y costumbres de los galos y los germanos, la ciencia druídica
fue inventada en Bretaña y de allí pasó a la Galia. Aunque es evidente que
las Galias estuvieron habitadas antes que la Bretaña y la Irlanda, es, en
rigor, posible que la organización jerárquica del cuerpo de los druidas y el
sistema de su doctrina fuera inventado en Bretaña. Sin embargo, es más
creíble que hubiera varias escuelas de druidas en el Continente y en las
islas, y que una o algunas de la Bretaña gozaran de mayor celebridad por
ser más completa la instrucción que en ella o en ellas se diera. En efecto,
César no dice que todos los que querían entrar en la clase de druidas
estuvieran obligados a ir a estudiar a Bretaña, sino que iban allí los que
deseaban recibir una instrucción más completa. Una nueva prueba de que
la Bretaña no era el centro principal de la organización de los druidas, es
que sus asambleas generales las celebraban en un bosque consagrado, en
el país de los carnutos, que estaba considerado como el centro de la Galia.
Se ha creído que este bosque estaba en los alrededores de Dreux, y que
esta ciudad tomaba su nombre de los druidas; pero esto no pasa de ser una
suposición, puesto que el nombre de Dreux (Duro-Cath o Caz) significa un
fuerte cerca de un río.
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