Page 551 - El Misterio de Belicena Villca
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logrado llevar a cabo su misión. Si esto es así, Arturo, ¡Qué cerca estamos de la
                 Batalla Final! ¡Qué próxima está la  Segunda Venida del Führer! ¡La Guerra
                 Esencial se librará una vez más sobre la Tierra y los Dioses Liberadores
                 regresarán para guiar a los hombres despiertos hacia el Origen Infinito de su
                 Espíritu Eterno! ¡Oh, Arturo, tu presencia, y el mensaje del que eres portador, ha
                 cerrado un círculo de mi vida, abierto  más de cuarenta años atrás, y me ha
                 devuelto la fe en los ideales de la Orden Negra! ¡Por ello, nunca dejaré de
                 agradecerte!
                        –Calma tío Kurt, calma –supliqué–. No es a mí a quien debes agradecer
                 sino a los Dioses, a esos misteriosos  hermanos de Raza  que nos han guiado
                 hacia la triple coincidencia entre Belicena Villca, tú y Yo. Es claro que todos
                 nosotros participamos de una misma historia, desempeñamos papeles en un
                 mismo libreto, somos personajes de un mismo argumento. Debes terminar de
                 contarme tu vida para intentar, después,  planear la forma actual de nuestros
                 movimientos, para ajustarnos a la Gran Estrategia de los Dioses, que sin dudas
                 esperan algo de nosotros y por eso nos han  reunido, en fin, para no cometer
                 errores irreparables.
                        –Tienes razón, neffe. Pero proseguiremos mañana, pues el tiempo se ha
                 pasado sin notarlo y ya son las 2 de la madrugada. Sólo agregaré algo sobre la
                 extraña referencia que hiciera Tarstein de la “locura” mística de Rudolph Hess. Te
                 adelanto que, en efecto, cuando mi taufpate decide realizar su histórico vuelo y
                 lanzarse con paracaídas en Inglaterra, su acto no puede más que calificarse de
                 “locura”. Esto desde el punto de vista político, y aún estratégico militar. Pero
                 diferente será la opinión de quien observe los hechos con perspectiva esotérica e
                 iniciática. Porque la “locura” de Rudolph es análoga a la locura de Belicena Villca
                 cuando decide desarrollar una táctica de  distracción para posibilitar los
                 movimientos de su hijo Noyo: ella  sabía perfectamente que su acto era
                 arriesgadísimo, que atraería la persecución de los Golen y estos acabarían por
                 capturarla y ejecutarla: lo sabía y sin embargo no vaciló en actuar, en sacrificar
                 su vida, para que triunfase la Estrategia de los Dioses Leales. Del mismo modo,
                 Rudolph se entrega a los Golen Druidas de la Orden Golden Dawn, es decir, a su
                 representante, el Golen Duque de Hamilton, pues se propone distraer al Enemigo
                 para favorecer los movimientos del Führer. ¿Qué ganaría el Führer luego de la
                 “locura” de Rudolph Hess? Pues,  un objetivo humanamente invalorable:
                 después de la “captura” de Rudolph Hess, los Druidas no podrían ya “abrir”
                 una Puerta hacia Shambalá en Inglaterra, quedarían aislados de las
                 Moradas de los Dioses Traidores y de la Fraternidad Blanca, y sólo desde
                 Asia podrían reestablecer ese contacto.
                        –Te preguntarás por qué se produjo  tal efecto, en virtud de qué Poder
                 consiguió Rudolph ese milagro, y  te anticiparé que ello ocurrió  por su sola
                 presencia, gracias al Signo del Origen que él, al igual que tú y Yo, ostentaba sin
                 advertirlo. Así fue, neffe; y más adelante te narraré con detalles la verdadera
                 operación esotérica que significó el viaje de Rudolph a Inglaterra, hecho que ha
                 sido estúpidamente interpretado después de la guerra. Pero mucho antes,
                 mañana tal vez, conocerás la Doctrina que sustentaba la Orden Negra sobre el
                 Poder del Signo del Origen.

                        Nos retiramos a nuestros cuartos en el mayor silencio, cada uno inmerso
                 en sus propios pensamientos. Yo, desde luego, no salía del asombro al

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