Page 553 - El Misterio de Belicena Villca
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imaginable, por lo menos lo que Yo podía imaginar, en esa fantástica
Cosmogonía Hiperbórea de la Thulegesellschaft. Si hubiese una escala
heresiológica para medir aquellas ideas que se desvían profundamente de la
“Cultura Occidental” en su concepción judeocristiana, podría afirmar que muchas
de las exposiciones de Tarstein ocuparían un lugar destacado en dicha escala de
herejías. Porque si una herejía es lo que contradice a un Dogma (por eso hay
herejías católicas, budistas, islámicas, etc.) ¿qué decir de una filosofía que
cuestiona la totalidad de la existencia humana con todos sus Dogmas,
Filosofías, Religiones y Ciencias, que intenta cambiar el rumbo histórico, que
afirma la posibilidad de la trasmutación del hombre semidivino o virya en Siddha
inmortal, que, en fin, ha declarado la guerra a las potencias materiales de Jehová
Satanás, dueñas del Mundo, de la Historia y de la mayoría de los hombres?
Convengamos en que en la Heresiología tales ideas ocuparían un lugar
distinguido.
Esto lo digo porque al abrazar conceptos que se apartan u oponen a la
“Cultura Occidental” debe uno ser consciente del grado de “apartamiento” u
“oposición” en que se sitúa con respecto a ella para conducirse prudentemente y
evitar futuros males...
Y Yo era consciente que las cosas que oía y el efecto que causaban en mí
preanunciaban cambios de conducta irreversibles. Sin embargo eso no me
preocupaba porque tenía una meta que eclipsaba toda prevención personal y
hacía aparecer como puro egoísmo cualquier intención de retroceder. Esa meta,
ese objetivo para el cual volcaba todos mis anhelos, era la patria alemana: Ein
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Reich, Ein Volk, Ein Führer .
Comprenderás ahora, neffe, que vivía y actuaba dentro de una
Mística Hiperbórea y que el vínculo carismático con el Führer era cada vez
mayor, en la medida en que profundizaba el Misterio de la Thulegesellschaft.
En mis primeras visitas a la Gregorstrasse 239 me sentí tan confiado en
Konrad Tarstein, que una tarde no vacilé en referirle mi extraña experiencia con
la Voz del Hiperbóreo Kiev. Esta confidencia no pareció impresionarle pues me
observó un largo rato en silencio y luego me dijo:
–Dígame Kurt ¿ha hablado a alguien más de esa percepción?
–No –respondí–. Pensaba hablarle de ello al Taufpate Hess pero aún no
he podido verlo desde que regresé de Egipto.
–Entonces haremos un trato: –afirmó Tarstein– a nadie revelará que está
en posesión de ese carisma fuera de su propio Círculo en la Thulegesellschaft.
–Lo prometo –dije prestamente– pero ¿quiénes componen mi Círculo?
–Ay, joven Kurt, debería saber que un Círculo de la Thulegesellschaft no lo
determina un número de personas, como en las organizaciones exotéricas que
fomenta la Sinarquía, sino una relación cualitativa denominada vinculación
carismática. La vinculación carismática es independiente del número y, como
todo Círculo cerrado de la Thulegesellschaft existe como tal merced a la
vinculación carismática, son integrantes del Círculo aquellos que experimentan
esa relación.
–Pero ¿cómo se reconocen realmente los miembros de un Círculo? –
pregunté un poco desconcertado ante semejante galimatías.
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Ein Reich, Ein Volk, Ein Führer : Lema Nacionalsocialista. Literalmente “Una Nación, un Pueblo, un Jefe”.
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