Page 556 - El Misterio de Belicena Villca
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vinieron con Kristos Lúcifer a la Tierra hace millones de años y pertenecen a una
                 Raza “Hiperbórea”, otro  Misterio que más adelante comprenderá con claridad
                 pues los términos “hiperbóreo” y “Thule” casi nada tienen que ver con las
                 leyendas de la Antigüedad.
                        Así pues son Siddhas, viryas y pasú, en el sentido hiperbóreo que le he
                 dado y no como vulgarmente se entienden estos términos en el Tíbet, las tres
                 “categorías” de hombres con las que deberá acostumbrarse a razonar de aquí en
                 más. A esto agréguele un importante concepto: “la Sinarquía organiza y planifica
                 el mundo para los pasú y viryas perdidos. La Sabiduría Hiperbórea enseña cómo
                 debe purificarse el virya para recuperar el Vril y trasmutarse de semidivino mortal
                 en Divino Hiperbóreo Inmortal”.
                        He de decirle algo, Kurt, que debe llenarlo de legítimo orgullo. Su análisis
                 parapsíquico de “oír la Voz de Kiev”, aún cuando no haya seguido las pautas de
                 la Sabiduría Hiperbórea para conquistar  dicho carisma le ha conducido a la
                 conclusión correcta. Me refiero a  que su afirmación de que es necesario
                 “disponer el Espíritu para recordar”, como la mejor actitud ante el peligro de
                 racionalizar el fenómeno psíquico formulando un interrogante equivalente,
                 coincide estrictamente con nuestra filosofía. Es “disponiendo el Espíritu para
                 recordar” como se accede al Recuerdo de Sangre. Y este paso previo, inevitable
                 para obtener la Iniciación Hiperbórea,  Ud. lo ha dado solo, hazaña que debe,
                 como ya dije, enorgullecerlo.

                        Por estas últimas palabras podría pensarse que Tarstein, versado en
                 temas de Ocultismo, era una persona soñadora e indigna de crédito en
                 cuestiones rigurosas, como suele acontecer generalmente. Y nada sería más
                 erróneo que tal apreciación pues si bien no he conocido a nadie que supiera
                 como él de Ocultismo, Filosofía Hermética o Religiones, eso era sólo una parte
                 de su inmenso saber. En aquellos años 30 Alemania, en pleno despliegue
                 industrial, era un gigante de Ciencia. Y Konrad Tarstein lo sabía todo. Era un
                 erudito del saber germano en todos sus matices: dominaba las matemáticas
                 superiores en su más alto nivel, la química, la física, la biología, las múltiples
                 tecnologías industriales, etc. Para no  hablar del campo humanístico donde su
                 dominio de las Filosofías antiguas y modernas, la Lógica, la Filología, la
                 Psicología, etc., era temible. ¿Cómo definir a un hombre así? Y lo más difícil:
                 ¿cómo transmitir su pensamiento sin deformarlo? Efectivamente, neffe, Yo no
                 hubiese sido capaz de exponer, ni a ti la Sabiduría Hiperbórea; y si ahora puedo
                 hablar contigo de ella es gracias a esos extraordinarios Iniciados, Belicena Villca
                 y Nimrod de Rosario. Recuerda que Oskar Feil afirmaba que sólo a la de Tarstein
                 podía comparar la Sabiduría Hiperbórea de Nimrod de Rosario: estoy seguro que
                 lo mismo habría dicho Belicena Villca. Gracias a ellos, neffe, podré confiarte esta
                 parte de mi vida, que sería incomprensible para cualquier interlocutor que
                 desconociese los fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea.
                        Seré, pues, breve, dado que entiendes  perfectamente a qué me refiero.
                 Konrad Tarstein me instruyó profundamente en la Sabiduría Hiperbórea y un día,
                 en una sala subterránea del Castillo de Werwelsburg, recibí la Iniciación
                 Hiperbórea. En la Cámara Hiperbórea  especialmente construida para tales
                 ceremonias, un Alto Iniciado de la  Orden Negra, supongo que un Pontífice,
                 efectuó el ritual frente a un público de sólo ocho Iniciados. Y allí me enfrenté con
                 la Muerte, con la Muerte Kâlibur de Pyrena, como diría Belicena Villca. Vale decir,

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