Page 560 - El Misterio de Belicena Villca
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posible evitarlo. El caso es que, en su trayecto hacia el Lago Kyaring, más allá
del Río Azul, Schaeffer habrá de cruzar el Cancel de Shambalá, el último
pórtico antes de llegar a la Puerta de Chang Shambalá. Y dicho pórtico se
halla custodiado hace milenios por una tribu de crueles guardianes, quienes
están dirigidos por los malignos lamas Jafranpa o “lamas del Bonete Kurkuma”,
miembros de la Fraternidad Blanca. En el Tíbet, la verdadera autoridad religiosa
no la ejerce el Dalai Lama sino su instructor de máxima jerarquía en la secta
Gelugpa: un Rimpoche, es decir un lama “precioso”. A los Gelugpa, o “lamas
del Bonete Amarillo”, están sometidas todas las demás agrupaciones lamaistas,
incluida la Jafranpa: sólo los Bodhisattvas, los Mahatmas, los Inmortales, están
por arriba de ellos. Los Gelugpa protegen a los lamas del Bonete Kurkuma y por
eso Schaeffer dispone de salvoconductos del Dalai Lama. Sin embargo, tales
pases tienen un valor relativo, pues si bien el poder religioso del Dalai Lama
abarca todo el Tíbet, su poder político está limitado por las fronteras chinas: y El
Cancel de Shambalá se encuentra actualmente en territorio de China.
Los lamas del Bonete Kurkuma son expertos en la Ciencia de la
Kâlachakra, o “Rueda del Tiempo”, la Sabiduría que permite comprender y
dominar las conexiones kármicas, rten abel, y sincronizar la Rueda de la Vida,
Bhavachakra o Sridpai Khorlo, con el ritmo de los Planes de la Fraternidad
Blanca. Son, entonces, fervorosos adoradores de los Señores del Karma y de su
jefe, Rigden Jyepo, el Señor de Shambalá, el Rey del Mundo, Jehová Satanás. -
Ellos exigen a todo lama peregrino que solicite autorización para franquear el
Cancel de Shambalá, el Yajnavirya, es decir, un sacrificio humano. Como
comprenderá, Ernst Schaeffer no dio ningún motivo para que se lo exceptuara de
tal obligación.
En síntesis, Kurt: Oskar Feil fue seleccionado por Ernst Schaeffer para
ser entregado a los Lamas del Bonete Kurkuma. Ellos ofrendarán su vida a
Rigden Jyepo mediante el degollamiento ritual Yah-Sa.
Horas después de esta conversación con Konrad Tarstein, mientras
viajaba a Renania para retirar mis pertenencias de Werwelsburg, me miré en un
espejo del tren y aún tenía los ojos inyectados en sangre. Durante la reunión,
cuando Tarstein me reveló la muerte que esperaba a Oskar, hubiese destrozado
a Ernst Schaeffer con mis manos, de haber podido darle alcance en ese
momento.
Konrad Tarstein se ocupó de advertirme que no era esa la conducta que la
Orden Negra solicitaba de mí. Todo lo contrario: mis órdenes consistían en
localizar la expedición de Schaeffer lo antes posible e incorporarme a ella sin
violencia. Para eso iría munido de las correspondientes autorizaciones oficiales:
un decreto secreto del Führer y un pase del Reichführer Himmler. Además me
acompañarían dos agentes secretos de la . Se trataba de dos
Haupsturmführer que asociaban las paradójicas virtudes de poseer, ambos, un
doctorado en leyes, y haberse desempeñado por cinco años en la Gestapo,
donde se convirtieron en asesinos expertos.
Según Tarstein, la mejor Estrategia exigía que Yo me plegase a la
expedición y manifestase allí el Signo del Origen. Tal demostración sería
suficiente para hacer fracasar la Operación Altwesten. Y ello se lograría sin
efectuar ninguna maniobra esotérica, sin emplear ninguna técnica mágica:
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