Page 562 - El Misterio de Belicena Villca
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anclado el buque italiano Tarento, que participaba secretamente de la operación
y nos transportaría hasta Dacca, en el N.E. de la India.
En Zanzibar cambió completamente nuestra identidad. Tanto Yo, como los
dos Haupsturmführer, seríamos a partir de allí “comerciantes egipcios”. Era
una jugada arriesgada, puesto que Egipto estaba en poder de los ingleses, pero
nuestros pasaportes e historias fraguadas tenían pocas fallas y parecía difícil que
despertásemos tantas sospechas como para iniciar una investigación. Yo mismo
era verdaderamente egipcio y hablaba tan bien el inglés como el árabe, idioma
que también dominaban mis Camaradas, aunque no así el inglés, al que
imprimían fuerte acento alemán. Empero y llegado el caso, bastaría con que se
expresasen correctamente en árabe, puesto que en Egipto nadie estaba obligado
a saber inglés.
El Tarento cruzó el Océano Indico, con una sola escala en Ceilán, y luego
se internó en el Golfo de Bengala con rumbo a Calcuta y Dacca. Finalmente
ascendió por el Río Dalasseri, que es un brazo del Brahmaputra, y se fondeó
frente a su orilla izquierda, en el puerto de Dacca, importante ciudad de lo que fue
la Presidencia del Bengala Propio, luego Provincia de Bengala, después el
Estado islámico del Pakistán oriental, y hoy Bangla Desh. El cargamento de hilo
africano, con su precioso contrabando, pudo ser desembarcado sin
inconvenientes y almacenado en un depósito que alquilamos al efecto.
No planeábamos permanecer demasiado tiempo en Dacca: el suficiente
para vender o cambiar los hilos por las ricas sedas y muselinas bengalíes,
aprovisionarnos de víveres, y contratar porteadores. Nuestra siguiente meta era
la ciudad de Punakha, capital de Invierno del País de Bután. Allí nos aguardaba
el Standartenführer Karl Von Grossen y su ayudante, el Obersturmführer
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Heinz Schmidt, ambos de la División III de la R.S.H.A. , llamada “Servicio
Extranjero de Información” o “S.D. exterior”. Von Grossen era el jefe de la
“Operación Clave Primera” y, aunque tenía como superiores inmediatos a
Schellemberg y Heydrich, para esta misión fue puesto bajo el mando directo del
Reichführer Himmler. Se había adelantado hacía ya muchos meses y mantenía,
de algún modo extraño, bajo permanente observación a la caravana de Ernst
Schaeffer. Tenía fama de hombre inteligente y rudo. También había sido policía,
como mis asistentes Kloster y Hans, revistando varios años en la Gestapo de
Baviera. Más luego solicitó el pase al S.D. exterior para hacer valer su doctorado
en Historia. Era experto en Historia y Geografía del Asia, además de especialista
en tácticas de despliegue rápido, conocimientos que explican porqué el
Reichführer Himmler lo eligiera para comandar la Operación Clave Primera.
Tres días después salimos de Dacca hacia el Norte, tomando por un
camino que bordea la orilla izquierda del Brahmaputra hasta Bonarpara y luego
se desvía en dirección a Rangpur, la residencia del Rajá de Assam. Nos
hallábamos en Otoño de 1938 y el clima agobiante de esas regiones pantanosas,
surcadas por incontables ríos y sólo aptas para el cultivo del arroz, nos hacían
desear el ascenso a las zonas altas y frías de Bután. Los dos
Haupsturmführer, Hans Lechfeld y Kloster Hagen, marchaban al frente,
precedidos por quince porteadores arios puros, de Raza holita, con todo el
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R.S.H.A.: Dirección General de Seguridad del Reich (S.S.).
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