Page 60 - El Misterio de Belicena Villca
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¡Y Haznos Vivir en la Muerte
                               Tu Vida Helada!
                               Oh Pyrena,
                               Tú que una vez Nos Concediste
                               la Semilla del Cereal
                               para Sembrar en el Surco de la Infamia,
                               ¡Mata esa Vida Creada!
                               ¡Y deposita en el Corazón del Elegido
                               la Gélida Semilla de la Piedra que Habla!
                               Oh Pyrena,
                               Diosa Blanca,
                               ¡Muéstranos la Verdad Desnuda
                               por Kâlibur en Tu Mirada,
                               y ya no seremos Hombres sino Dioses
                               de Corazón de Piedra Congelada!
                               ¡Kâlibur, Tus Elegidos Te Claman!
                               ¡Kâlibur, Tus Elegidos Te Aman!
                               ¡Kâlibur, Muerte Que Libera!
                               ¡Kâlibur, Semilla de Piedra Congelada!
                               ¡Kâlibur, Verdad Desnuda Recordada!

                        Todo sucede velozmente, como si  el Tiempo se hubiese detenido. El
                 Fuego Caliente de la Pasión Animal se troca nuevamente en Terror. Pero ahora
                 es un Terror sín límites el que sobreviene, un Terror que es la Muerte Misma, la
                 Muerte Kâlibur de Pyrena, la Muerte Necesaria que precede a la Verdad
                 Desnuda. Los Elegidos están paralizados de Terror y con el corazón helado de
                 espanto. Contemplan absortos el Rostro de Pyrena mientras todavía resuena en
                 el aire el último ¡Kâlibur…! del Hierofante: ¡los Ojos de la Diosa parecen ahora las
                 Puertas de Otro Mundo! ¡un Mundo de Negrura Infinita! ¡un Mundo de Frío
                 Esencial que es la Muerte de la Vida Tibia! No se puede atravesar esas puertas
                 sin Morir de Terror: ¡pero si algo las atraviesa, ese algo vive en la Muerte! Y si
                 algo sobrevive a la Muerte Kâlibur es porque ese algo consiste también en la
                 esencia del Frío de la Negrura Infinita.
                        La Muerte Kâlibur fascina y atrae hacia una Nada que será la Matriz del
                 Propio Ser. Los Elegidos se precipitan sin dudarlo en la Negrura Infinita de los
                 Ojos de la Diosa. Pero antes de Atravesar las Puertas de la Muerte alcanzan a
                 percibir, en un instante de Terror Supremo, que el Bosque Sagrado, se ha
                 transfigurado y rebosa de Vida manifiesta, de una Vida que subyacía oculta tras
                 la ilusión de la existencia vívida,  de una Vida que en ese  momento brotaba
                 obscenamente desde todas las cosas como un demoníaco Orgasmo de la
                 Naturaleza; y vieron también cómo  el Manzano de Tharsis, animado por
                 demencial Inteligencia, se estremecía de Diabólica Risa; y vieron la Cabeza de la
                 Diosa, igualmente vitalizada, resplandecer de una cegadora Luz Blanca que
                 acentuaba aún más la Negrura Infinita de Sus Ojos. Y al Entrar en la Negrura
                 Infinita, al enfriarse el corazón y Morir la Vida Tibia, ven por último a la Cabellera
                 de Pyrena hirviendo de Serpientes: y oyen a las Serpientes silbar las letras del
                 Alfabeto Sagrado y pronunciar con ellas ininterrumpidamente, los Nombres de
                 todas las Cosas Creadas. ¡Allí estaba, finalmente descubierto aunque inútil para


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