Page 656 - El Misterio de Belicena Villca
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–¿Papá?
                        –Si, Kurt. Tu padre en persona. El Barón Von Sübermann ha viajado
                 especialmente desde Egipto para entrevistar a su escurridizo hijo.
                        –Oh, qué alegría; qué alegría. No puedo creerlo, todavía. ¿Tú le avisaste,
                 no es cierto? ¿Dime la verdad, taufpate?
                        –Pues sí. Yo le notifiqué, cuando supimos que estabas en alta mar, que
                 podría venir 20 días después a Berlín. Y eso fue lo que hizo sin perder un
                 instante. ¿Qué mal había en ello? Es bueno que tu padre te vea al menos una
                 vez al año. O al término de una operación en la que por poco pierdes la vida.
                 Apruebas mi decisión, ¿verdad?
                        –Oh, sí, taufpate. Me has brindado el más bello regalo que Yo podía
                 esperar.

                        Aquella fue una de las mejores noches de mi vida. Con Papá, Rudoph, Ilse
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                 y el pequeño Wolf Rüdiger , en Berlín, en Enero de 1939, el Mundo parecía estar
                 en nuestras manos. Aún recuerdo que durante la cena, papá anunció que su hija
                 se había casado con un Ingeniero germano-argentino y que al poco tiempo
                 partirían para radicarse en la Argentina, donde los Siegnagel eran propietarios de
                 una bodega. Y que Rudolph anunció también que Yo sería promovido en los días
                 siguientes, en la jerarquía de la  , con el grado de Standartenführer, saltando
                 así el grado intermedio de  Obersturmbannführer. Sería, dijo, uno de los
                 Stantartenführer o Coroneles más jovenes de la Waffen  .


                 Capítulo XL


                        Querido neffe, así concluyó mi primera misión para la   y el Tercer Reich.
                 Durante la misma, se evidenció el carácter misterioso de aquel Signo del Origen
                 que causaba la devoción de unos y el terror de otros. Al llegar a esta altura,
                 muchas de tus dudas iniciales se habrán  disipado. Habrás comprendido, eso
                 espero, que la historia de Belicena y mi propia historia se vertebran sobre una
                 misma armadura, sobre una infraestructura que se llama “Sabiduría Hiperbórea”.
                 Y habrás comprendido ¡es necesario que lo hagas!  que ambas historias se
                 continúan en ti, que la Sabiduría Hiperbórea pasa por ti, que los Dioses te
                 han señalado a ti con el Signo del Origen.
                        Tu historia y la mía, neffe Arturo, son en parte paralelas: por empezar,
                 ambos somos miembros del mismo tronco familiar; ambos sufrimos una
                 experiencia conmocionante: Yo, por la entrevista con el Führer, y tú por la muerte
                 de Belicena Villca; y esas impresiones nos llevaron a ambos a buscar la verdad
                 en nosotros mismos, en el fondo de Sí Mismo: Yo, durante las vacaciones en
                 Egipto, en 1937, cuando se me despertó el Scrotra Krâm, y tú ahora, en 1980, en
                 ese instante infinito del rapto espiritual por la Virgen de Agartha. Sí, neffe: creo
                 que en ese punto ambos nos auto-Iniciamos. Sé que el Ritual de la Iniciación
                 Hiperbórea tiene por finalidad  poner al elegido en contacto con las Vrunas de
                 Navután pero, como tales Signos ya estaban en nosotros, hemos podido realizar
                 el milagro de la auto-revelación de la Verdad Desnuda de Sí Mismo.


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                   El hijo de Rudolph Hess, de dos años.
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