Page 658 - El Misterio de Belicena Villca
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y tareas afines con el Servicio Secreto, y finalmente partieron hacia el Tíbet, y
reunidos con los lopas que partieron de nuestra expedición, se entregaron con
ahinco a la misión que les habían encomendado: preparar un cuerpo de Elite que
actuaría como Legión Extranjera dentro de la Waffen . De allí saldría la famosa
a
Legión Tibetana, que dependía secretamente de la 1 Panzerdivisión
Leibstandarte Adolf Hitler y uno de cuyos batallones defendería hasta la muerte
el bunker del Führer en Abril de 1945.
Karl Von Grossen regresaría también al Asia. Desde India y China, se
ocuparía de abastecer discretamente a la Legión Tibetana, cuyo asentamiento
natural estaría en Assam, en los dominios de un Príncipe kâulika enemigo
acérrimo de los ingleses. En ese pequeño Reino de la frontera con Bután,
instructores especialmente venidos de Alemania complementaron el arsenal
ofensivo de los monjes kâulikas, compuesto de flechas, puñales y cimitarras, con
armas modernas de propósito táctico, tales como granadas, pistolas y fusiles de
asalto. Sin embargo, la máxima efectividad de aquellos terribles guerreros,
estaría siempre acompañada del uso de sus armas tradicionales, para las que no
tenían rival en el Tíbet. De todos modos, valga la referencia, aquel cuerpo jamás
pasó del centenar de efectivos.
Pero mucho antes que la Legión Tibetana estuviese lista, Vruna daba a luz
en Berlín dos hermosos cachorros de perro daiva, muriendo en el parto. Otra
legión, ésta de veterinarios , se encargó bajo las más severas amenazas de que
los gemelos vivieran. No obstante nuestras reservas, crecieron sin problemas y
los bauticé Yum y Yab. Respondieron bien al entrenamiento convencional y
mejor aún al empleo del Kilkor svadi, entendiendo y obedeciendo mis menores
deseos.
En Septiembre Alemania invade Polonia y comienza la Segunda Guerra
Mundial. El 14 de Junio del año siguiente, 1940, las tropas del Tercer Reich
entran en París. Ni la Legión Tibetana, ni Yo, intervinimos en aquellas acciones
pues se nos repetía en la Orden Negra que “el verdadero y único frente del
Tercer Reich se encontraba en el Este”.
Contrariamente, pues, al movimiento de nuestros ejércitos, nosotros nos
concentrábamos en planificar operaciones asiáticas, en todo semejantes a Clave
Primera, en la que obtuve mi bautismo de fuego. Al fin, en Agosto de 1940, recibí
la orden de ejecutar la “Operación Clave Dos”, que tenía por objetivo alcanzar el
monte Elbruz, donde según las tradiciones indoarias, los arios nacían dos
veces. Pero no se trataba de ir directamente al Cáucaso, sino de aproximarse
estratégicamente con los perros daivas para arribar a una Puerta situada en
otras dimensiones.
Esa vez, viajé desde Alemania con Oskar Feil, un Hauptsturmführer
llamado Caesar Von Lossow, y los dogos Yum y Yab. En la meseta de Pamir, en
los orígenes del río Piandy, nos aguardaba Karl Von Grossen con la Gebirsjäger
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de la Legión Tibetana, unos cincuenta hombres en total. Desde allí, iniciamos
uno de esos alocados periplos que seguían los perros daivas para dirigirse a
algún lugar. Ignoro qué atajos habían tomado, pues, en lugar de atravesar
Tadzhikistán, Afganistán, Turkmenistán, Irán, Armenia y Georgia, y recorrer 3.000
km., los dogos hallaron Georgia a 500 km. de distancia. Aunque cueste creerlo, a
500 km. del Río Piandy dimos con Grozny, ciudad situada al pie del monte
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Destacamento de Alta Montaña.
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