Page 663 - El Misterio de Belicena Villca
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conducidos en Budapest a los puentes sobre el Danubio y su carga arrojada al
río; que a los sacerdotes se les habían clavado sus bonetes en la cabeza con
clavos de acero, se les habían arrancado las uñas y vaciado los ojos, y el chiste
del momento era que porque tenían que ir al otro mundo con los ojos abiertos.
Todos los responsables, con Bela Kun al frente, habían sido judíos. La Prensa
mundial había sido silenciada o estaba en manos hebreas. Sin embargo, cuando
tras el derrumbamiento del gobierno bolchevique, fueron juzgados algunos de los
culpables, la misma Prensa mundial puso el grito en el cielo por el terror blanco
en Hungría. Siempre ha ocurrido lo mismo, concluía Prohaska, cuando un pueblo
ha tenido que luchar contra los judíos.”
“Yo no podía preveer entonces que los judíos, para conseguir material de
propaganda contra Alemania, llegarían mediante el uso de la substancia química
secreta, a inducir a los guardianes de los campos de concentración
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alemanes a tratar a los internados como lo hacía la G.P.V. : todo acto
criminal de esa naturaleza debe achacarse al uso de las drogas secretas que los
judíos emplearon dentro mismo de Alemania. Al preguntarme por las razones de
los crímenes perpetrados contra mí, sospecho lo siguiente: Primero, el Gobierno
británico había sido hipnotizado para que tratara de convertirme en un lunático, a
fin de que pudiera presentárseme como tal si era necesario, si llegaba a re-
prochárseles el no haber aceptado mi intento de un entendimiento con el que
Inglaterra hubiera podido ahorrarse muchos sacrificios. Segundo, la inclinación
general de los judíos o los no judíos a quienes habían inducido a maltratarme y
vengarse de mí por el hecho de que la Alemania nacionalsocialista se hubiera
defendido de los judíos. Tercero, venganza contra mí porque había intentado -
poner fin demasiado pronto a la guerra que con tantos trabajos habían iniciado
los judíos, con lo que se habrían visto impedidos de alcanzar sus objetivos
bélicos. Cuarto, debía impedirse que Yo hiciera públicas las revelaciones
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contenidas en este informe.”
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En estas declaraciones de Rudolph Hess puede estar la verdad secreta
sobre el famoso “Holocausto de 6.000.000 de judíos”. Resulta notable, en efecto,
que los miembros del Pueblo Elegido hayan sido víctimas de un genocidio
típicamente judío, un modo de exterminio que, tal como Belicena Villca
demuestra en su Carta, es el que los Rabinos vienen reclamando desde hace
milenios para aplicar a los “Gentiles” o “Goim”. Pero Rudolph Hess expuso
acertadamente “que era típico de los judíos afirmar que sus enemigos hacían lo
que hacían por ellos mismos, sin que los judíos les diesen motivo, y cargarles a
sus enemigos los crímenes que en realidad ellos acostumbraban a cometer”.
Esta actitud de los judíos es frecuente, está confirmada con cientos de pruebas
históricas, y explica la increíble acusación de que la habría practicado sobre
ellos un mini Holocausto de Fuego, proyectando sobre los campos de
concentración la imagen de la Muerte Final con que ellos mismos sueñan destruir
a la Humanidad espiritual, es decir, no judía. En síntesis, neffe Arturo, sólo una
mentalidad típicamente judaica podía haber concebido un modo de exterminio
semejante, que jamás pasó por la imaginación de Heinrich Himmler ni, desde
luego, del Führer. Y en cuanto a los alemanes que supuestamente “confesaron”
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Policía Secreta soviética, cuyos jefes son invariablemente judíos de crueldad sin par.
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Fragmentos del Informe de Rudolph Hess, leído por éste durante el juicio de Nuremberg, en 1946.
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