Page 665 - El Misterio de Belicena Villca
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Desde luego, no cedí a las amenazas y cumplí mis órdenes hasta el fin,
neffe, aún aquellas órdenes que no me agradaban, como la última, que me obligó
a permanecer 35 años en Santa María de Catamarca.
Capítulo XLI
No hablaré de las operaciones intermedias, pues ésta será mi última
referencia a las intensas empresas esotéricas de esos años. Sólo recordaré que
en 1945 nos hallábamos trabajando en el Sur de Italia, en la región de Apulia,
donde se encuentra el Castillo Octogonal del Emperador Federico II
Hohenstaufen, que gobernó de 1215 a 1244 y de quien se ocupa bastante
Belicena Villca en su carta. Nuestra misión no tenía directa relación con la guerra,
pues poco era ya lo que se podía hacer para revertir una situación día a día más
adversa. En esos días, Alemania retrocedía en todos los frentes; pero en todos
los frentes, por primera vez en la Historia, se podía señalar al mismo enemigo
judío: Capitalistas, Comunistas, Sionistas, todas las Naciones aliadas, sin
importar su ideología, mostraban los mismos rostros hebreos, el verdadero perfil
de la Sinarquía.
Y en medio de esa colosal debacle, mientras Alemania cedía ante fuerzas
mil veces superiores, fuerzas que se asomaban unidas bajo la máscara de
Jehová Satanás, nosotros no trabajamos ya para Alemania, para cerrar las
Puertas de los Demonios enemigos de Alemania, sino para la , para el Futuro
de la . ¿En qué consistía nuestra misión, en el Sur de Italia? En algo insólito:
debíamos buscar la Piedra de Gengis Khan.
Sí; no se trata de un delirio. Konrad Tarstein disponía de información
específica y antigua que aseguraba que en 1221 Gengis Khan envió a Federico
II, a su corte de Sicilia, una Piedra proveniente de Agartha, en la que se hallaba
grabado un pacto tripartito para instaurar el Imperio Universal; las tres partes
serían: Gengis Khan, Emperador del Asia; Federico II, Emperador de Occidente;
y los Dioses Leales de Agartha, por las Fuerzas Subterráneas de la Tierra. Antes
de morir, en 1244, Federico hizo construir aquel extraño castillo octogonal y
escondió para siempre la Piedra. Ahora, Konrad Tarstein nos explicaba que el
Castillo, en su construcción, ocultaba una clave para localizar la Piedra, que no
se hallaría muy lejos de la plaza. Efectivamente, a 800 mts. de distancia, bajo una
suave ladera cubierta de césped, los perros daivas rastrearon una kripta de
piedra que contenía un cofre de la Reina Constanza y la ansiada Piedra de
Gengis Khan, grabada en caracteres Vigur y en Runas germánicas.
No fue fácil hallarla, hubo que realizar excavaciones profundas y
mediciones trigonemétricas con teodolitos. Las mediciones fueron hechas a
posteriori, para tratar de descubrir la clave de la construcción por oposición
estratégica que permitía proteger un objeto valioso, colocándolo fuera de las
murallas.
No hubo tiempo de completar las mediciones pues desde el 5 de Abril de
1945 había comenzado la invasión aliada a Italia. Fuimos retrocediendo, pues,
hacia el Norte, pero a cada paso comprobábamos la magnitud del desastre. La
guerra estaba perdida para Alemania y no tardaría en terminar. Decidimos
separarnos. Karl Von Grossen y Oskar Feil, bajo protesta, se quedarían ocultos
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