Page 690 - El Misterio de Belicena Villca
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Mendoza                 La Pampa                     Neuquén











                   Río Negro                   Chubut                      Santa Cruz


                        Habiendo quedado atrás la Guerra Mundial, y debiendo ceñirme a “mis
                 órdenes”, retomé la tradicional profesión  familiar de la fabricación de dulces y
                 permanecí oculto hasta ahora, meditando todos estos años sobre lo que había
                 ocurrido en la primera mitad de mi vida. Mis únicas esparciones fueron las
                 esporádicas visitas de tus padres, o de Oskar, a los sitios neutrales acordados
                 anticipadamente para sostener cortos,  cortísimos, encuentros. Y los únicos
                 acompañantes permanentes que he tenido, fieles por demás, han sido los perros
                 daivas: Ying y Yang son la tercera generación argentina, bisnietos de Yun y Yab.
                        Y nunca, nunca desde que me radiqué en la Argentina, salvo el fallido
                 intento de tomar contacto con Nimrod de  Rosario en Córdoba accediendo a la
                 solicitud de Oskar, nadie me convocó para cumplir la misión final de la Sabiduría
                 Hiperbórea hasta que tú apareciste por aquí con la Carta de Belicena Villca. No
                 me avergüenza confesarlo: ya había  perdido toda esperanza de que se
                 cumplieran los anuncios de Konrad Tarstein. Sin embargo me mantenía en alerta,
                 como él me ordenara, y como tú lamentablemente comprobaste.  ¡Meine Ehre
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                 heist True!   .
















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                   Juramento de la Orden Negra   , labrado también en la Daga del Cabalero: Mi Honor se llama Lealtad.
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