Page 691 - El Misterio de Belicena Villca
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EPILOGO



                 del fantástico libro
                 “El Misterio de Belicena Villca”,
                 dedicado a Ellos.


                 ... o


                 PROLOGO


                 del real Misterio de Belicena Villca,
                 dedicado a Nosotros,
                 los que sentimos correr por las venas
                 La Sangre de Tharsis.


                  Capítulo I


                        Y eso fue todo cuanto tío Kurt logró narrarme sobre la historia de su vida.
                 En aquel momento tenía razón en sentir  prisa, como los acontecimientos se
                 encargaron de demostrar, pero dejaba pendiente la parte  más interesante: los
                 detalles de sus misiones secretas durante la guerra y la misteriosa misión de su
                 padrino Rudolph Hess. Lógicamente, él esperaba también completar sus relatos
                 en una próxima ocasión. Pero estaba escrito que tal ocasión no se presentaría
                 jamás.
                        Sin embargo esa, la última noche que hablamos sobre estos temas y me
                 contó su llegada a la Argentina, alcancé a hacerle dos preguntas que aún
                 recuerdo nitidamente. Era tarde ya, como las once de la noche del día 21 de
                 Marzo, dos meses exactos después del  rapto espiritual  del 21 de Enero, y
                 resolvimos irnos a dormir, luego de un largo día de conversación. Fue entonces
                 cuando planteé un interrogante que me causaba bastante molestia.
                        –Dime tío Kurt: si habías recibido en 1945 el libro  inédito de Konrad
                 Tarstein “Historia Secreta de la Thulegesellschaft”, en el que se narra la historia
                 alemana de la casa de Tharsis ¿como es que permaneciste indiferente la primera
                 vez que hablamos de la Carta de Belicena Villca, dando a entender que
                 ignorabas su importante participación histórica? Recuerdo muy bien que solo te
                 sobresaltaste al escuchar el nombre  “Tharsis”, pero nada expresaste sobre los
                 Tharsis alemanes. No obstante, tu debías conocer una parte de la historia, quizás
                 tan rica en matices como la que Yo conocía por Belicena Villca. Y te guardaste
                 muy bien de decir nada al respecto, incluso hasta ahora. ¡No me parece correcto
                 tu comportamiento, tío Kurt! –afirmé con tono de doloroso reproche.
                        Tío Kurt me observó con sorpresa y soltó una de sus formidables
                 carcajadas.
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