Page 753 - El Misterio de Belicena Villca
P. 753

una apreciable cantidad de dinero. Y el último día que estuve en Santa María,
                 envié por encomienda los dos bultos a Maidana, comunicándole en una breve
                 nota que la operación comando resultó  un éxito y que sería inútil que nadie
                 buscase más a los “asesinos orientales”; y que, no repuesto del dolor por la
                 muerte de mi familia, emprendía un viaje de descanso a cuya vuelta me reuniría
                 con él. Una “mentira piadosa”, es claro, pero ¿qué otra cosa le podía decir a
                 Maidana? Quizás en el futuro; quizás si los Dioses lo deciden en el futuro.


                 Capítulo XVIII


                 Escudos de Provincias Argentinas.











                      Córdoba            Buenos Aires            Santa Fe            San Luis


                        Y aquí estamos en Córdoba, tratando de hallar a la bendita Orden.
                        Hoy es 30 de Mayo de 1981. Hace, pues, más de un año que compré el
                 departamento en el centro, donde convivo con Segundo. Acabo de terminar este
                 libro, en el capítulo XVII del Epílogo, o Prólogo, y muchos se preguntarán cómo y
                 por qué lo escribí. La respuesta es simple: este libro es el producto de una
                 reflexión, de una recapitulación escrita sobre mi extraordinaria experiencia con la
                 Sabiduría Hiperbórea. He debido hacerla al fracasar todos los intentos por ubicar
                 a la Orden de Caballeros Tirodal. Meses atrás, ante los resultados nulos de la
                 búsqueda, me pregunté a Mí Mismo si no  sería Yo el causante de la no
                 coincidencia con la Orden, si no me faltaría llegar a una conclusión  previa . Y
                 decidí poner las cosas en claro para Mí Mismo. Y me dije “¿qué mejor que
                 ponerlas por escrito?”. Así, pues, comencé a redactar mis recuerdos a partir del
                 asesinato de Belicena Villca, que fue cuando comenzó todo.
                            Y ahora, al terminar, comprendo que la intuición era certera, que me
                 faltaba asumir gran parte de todo lo que asimilara en tan breve tiempo y que
                 mantenía a mi Espíritu todavía conmocionado : no sería posible que con tal
                 estado mental me fuese permitido hallar a la Orden. Pero escribir este libro me ha
                 ayudado, y por eso he decidido darlo a conocer:   ... para que otros, como Yo
                 ahora, encuentren el Mundo de la Sangre de Tharsis.







                                                         753
   748   749   750   751   752   753   754   755   756   757   758