Page 49 - Mitos de los 6 millones
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los judíos tan hacia el Este como sea posible, y todo esto con la previa autorización del
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                                 Führer.»
                              Allí – en el Este – continuaba Heydrich, su trabajo debía ser utilizado. Con tal
                        motivo se había convocado en Gross Wannsee a altos funcionarios del Ministerio de
                        Trabajo.
                              También según las minutas de la Conferencia citada, los judíos en el inmenso
                        ghetto de Europa Oriental – en el Gobierno General de Polonia – a que llegara el final de la
                        guerra, «momento en que se llevarían a cabo conversaciones a nivel internacional que
                        decidirían su futuro». Manveil y Frankl, impertérritos, no se dejaron influenciar por el
                        texto de las minutas, en las que no hay ninguna referencia a genocidio de los judíos
                        europeos. Según ellos «en la Conferencia de Wannsee se evitaron las referencias directas al
                        exterminio de los judíos, pués Heydrich prefería utilizar el término «Arbeitseinsatz im
                        Osten» (asignación de trabajo en el Este). Lo que no explican Frankl y Manveil es porqué
                        debemos traducir «asignación de trabajo en el Este» por «exterminio», rechazando a priori,
                        porque si, que «asignación de trabajo en el Este» signifique simplemente «asignación de
                        trabajo en el Este» y nada más.
                              La falta absoluta de pruebas documentales que den consistencia a la teoría de que
                        hubo un plan oficial de exterminio de los judíos ha hecho que se adoptara el hábito de
                        reinterpretar los documentos almanes que se conserven. Así, por ejemplo, cuando un
                        documento alemán habla de «deportación», immediatamente se indica que ello significa
                        «exterminación». Los exégetas, naturalmente, omiten precisar en qué se basan para tales
                        interpretaciones. Manveil y Frankl afirman que» se utilizaron diversas expresiones para
                        camuflar la expresión «genocidio». Por ejemplo la palabra «Ausrottung».que puede
                                             y
                        traducirse por «desenraizar»  también por «deportar», significaba, cuando la empleaban
                        Heydrich, Müller, Himmler, Goering et alia «asesinar». También significaban «asesinar»
                        «aussiedlung», que en alemán corriente pudiera traducirse por «expulsar» y
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                        «Überforderung», que significaba, «transportar» (???)
                              Todo es, pues, simple. Cuando un texto no incrimina a un acusado, se afirma que
                        este se expresa en una especia de lenguaje cifrado. La clave de tal lenguaje esotérico ha sido
                        hallada por la Acusación, que no se digna descifrarlo a los simples mortales, los cuales
                        deben creer al Fiscal, – que es, al mismo tiem po, Juez y Verdugo–  cual su éste pontificara
                        ex cátedra. Así, naturalmente, puede llegar a demostrarse lo que se desee. Así, por ejemplo,
                        cuando Reitlinger afirma que cuando Himmler dió la bien conocida orden de mandar a todos
                        los deportados judíos hacia el Este (se refería a los judíos polacos), lo que Himmler quería
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                        decir a sus subordinados era «matarlos».
                              Y, no obstante, bueno será tener presente que los alemanes, tanto antes, como
                        durante y después de Hitler, han tenido siempre una acentuada propensión a la burocracia; a
                        guardarlo todo por escrito, y de manera bien precisa. Esto es como un rasgo nacional
                        alemán, y cualquiera que haya tratado con alemanes en un plano profesional podrá
                        atestiguarlo. No obstante, entre las docenas de miles de documentos de la S.D, la Gestapo,
                        la Abwehr, la Wehrmarcht, la SS, la SA, los famosos y prolijos archivos de Himmler y
                        las propias órdenes directas del Führer en el transcurso de la Guerra no se encuentra ni una
                        sóla orden de exterminio de grupos raciales, ya se trate de judíos, de gitanos, o de quien
                        quiere. Esto ha sido admitido por el Centro Mundial de Documentación Judía
                        Contemporánea de Tel-Aviv, el cual se ve reducido a afirmar, sin pruebas, y haciendo un
                        verdadero «proceso de intenciones» a los jerarcas nazis, que éstos empleaban una especia de
                        lenguaje cifrado. Ahora bien, Ese lenguaje cifrado ¿para qué?, nos preguntamos. ¿Para
                        guardar el secreto del genocidio? ¿Es que puede, seriamente,  creerse que si se emplea un

                        1   Manvell & Frankl: «Heinrich Himmler».
                        2   Id.
                        3   reitlinger, ibid.

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