Page 189 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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Aún cuando los grandes servicios que durante la guerra mundial prestaban los
ferrocarriles alemanes eran decisivos para los éxitos militares, no pudieron evitarse los
daños que, por el carácter particularista del régimen general ferroviario y de la soberanía
ferroviaria de ocho Estados federales, resultaban, sobre todo, para la autonomía del
mando supremo del Ejército y de los servicios ferroviarios de campaña. De las
experiencias adquiridas surgió el anhelo hacia la unificación de los ferrocarriles.
Por el llamado programa de Heildelberg de 1918 y por la constitución de Weimar se
acordó la incorporación al Reich de los ocho ferrocarriles federales; en efecto. fue
realizada el 1.º de abril de 1920. Los ferrocarriles quedaron subordinados al ministerio
nacional de comunicaciones, de reciente fundación. Sin embargo, los Estados supieron
asegurarse algunas reservas e intereses particulares que, en muchos aspectos, habían de
ofrecer obstáculos muy desagradables en el porvenir.
Más tarde, las repercusiones de la política interior y exterior influyeron notablemente en
la organización de los ferrocarriles y exigieron su traspaso a entidades particulares. Con
la estabilización de la moneda, en noviembre de 1923, el ministro de Hacienda suprimió
a los ferrocarriles alemanes las subvenciones que el Reich les habían concedido hasta
entonces, obligándoles con ello a contratar empréstitos particulares. De esta forma se
creó la “ Empresa de los Ferrocarriles del Estado alemán” como entidad jurídica
autónoma para la explotación y administración de los ferrocarriles que quedaban como
propiedad del Reich. el ministro de Comunicaciones era, al mismo tiempo, director
general de los ferrocarriles del Estado. La administración de los ferrocarriles se
independizó del resto de los demás del Reich, significando esta medida el primer paso
hacia su independencia económica y financiera.
Recordaremos que, según el tratado de Versalles, la propiedad entera del Reich servía
de garantía a las reparaciones; en consecuencia, los Estados acreedores exigieron como
fianza los ferrocarriles del Estado alemán. En efecto, estos fueron gravados con una
obligación asegurada por hipoteca de 11.000 millones de marcos oro que, al 5 % de
interés anual y con una amortización del 1 %, imponía un pago anual de 660 millones
de marcos oro. A esto había que añadir el impuesto sobre los transportes por valor de
290 millones de marcos como garantía del pago de las reparaciones. Los ferrocarriles
del estado se transformaron en una sociedad de derecho privado; su explotación debía
efectuarse de acuerdo con los métodos de la economía privada y ser autónoma en las
cuestiones financieras y del personal. En la administración tomaba parte un Consejo
administrativo comprendiendo miembros extranjeros. Fue nombrado un comisario
extranjero con objeto de vigilar las operaciones relativas al pago de las reparaciones.
Considerada desde el punto de vista de la política nacional, esta solución no era otra
cosa que la renuncia del derecho de soberanía del Reich sobre su más valioso medio de
comunicación y el más importante para la defensa del país y para la Economía nacional.
Se comprende fácilmente con cuanta gravedad tenía que pesar esta solución sobre la
administración y el personal.
Aún cuando en virtud del Plan Young, del año de 1930, quedó abolida la hioteca sobre
los ferrocarriles alemanes y se estableció en su lugar un impuesto de reparaciones spor
valor de 660 millones de marcos que aquellos debían abonar por cuenta del Reich a los
Estados acreedores, y si bien así desaparecieron los órganos de control internacional y el
personal extranjero, quedó, sin embargo, la obligación de someter a un comité
permanente, compuesto de cuatro miembros, dos nacionales y dos extranjeros, las
modificaciones que hubieran de hacerse en la red de ferrocarriles.
La conferencia de Lausana, del año de 1932, estableció la liberación absoluta de los
ferrocarriles del Estado alemán de toda clase de obligaciones internacionales y la
supresión de todos los pagos por concepto de reparaciones, Sin embargo, como no se
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