Page 190 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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procedió  a  la ratificación por  parte de  los gobiernos  interesados,  los  ferrocarriles  del
                  Reich permanecieron ligados a sus obligaciones.
                  Durante todo este tiempo la administración de los ferrocarriles del Estado ha tenido que
                  sufrir  una  pequeña  guerra  interna  con  los  ambiciosos  gobiernos  federales,  solo
                  interesados en conservar su posición privilegiada. Las disposiciones y propósitos de los
                  ferrocarriles del Estado en favor de los intereses del Reich tropezaban a menudo con
                  dificultades,  como,  por  ejemplo,  las  que  muestra  el  típico  caso  de  Leipzig;  la
                  intervención de los Estados impedía una reglamentación lógica del tráfico ferroviario.
                  Más  difícil  aún  resultaba  en  aquellos  tiempos  mantener  libres  a  los  ferrocarriles  del
                  Estado de las más opuestas influencias, a menudo ejercidas por intereses particulares, de
                  los grupos parlamentarios. Permaneciendo distanciados de esta política los ferrocarriles
                  se encontraron en una especie de aislamiento que hacía de ellos casi un “Estado dentro
                  del Estado”.
                  Con la toma de poder por el nacionalsocialismo, los ferrocarriles han sido devueltos al
                  Reich  y  a  la  nación.  Las  múltiples  exigencias  de  los  estados  federales  quedaron
                  abolidas, el absurdo anacronismo de Leipzig suprimido, incorporados los ferrocarriles al
                  aparato  administrativo  del  Reich  y  tachada  la  palabra  “Compañía”.  Mediante  la
                  declaración del Führer del 30 de enero de 1937 y la ley del 10 de febrero del mismo
                  año, los ferrocarriles alemanes quedaron por fin libres de todos los lazos que los ligaban
                  al Extranjero. El Reich obtuvo así nuevamente la plena soberanía sobre sus ferrocarriles.
                  Los ferroviarios recuperaron su posición de funcionarios del Estado; su reglamentación
                  legal tuvo  lugar  cuando  el  Führer  nombró  al  director  general  de  los  ferrocarriles  del
                  Estado  ministro  de  comunicaciones  del  Reich  y  al  subdirector  general,  secretario  de
                  Estado del ministerio de Comunicaciones.
                  En  su  conferencia,  el  Secretario  de  Estado  Kleinmann  dio  algunas  interesantes
                  informaciones sobre la que el llamaba “ley de la libertad” de los Ferrocarriles alemanes
                  y sobre las medidas relacionadas con esta ley. Refiriéndose a ciertas opiniones erróneas
                  expresadas en algunas publicaciones influidas por elementos extranjeros, declaró que en
                  lo que se refiere a las acciones de preferencia no ha habido modificación alguna. Esto se
                  puede comprobar fácilmente ya que, según la ley, los representantes de los accionistas
                  preferentes forman parte del Consejo de Administración. Por último, el Sr. Kleinmann
                  manifestó que la estrecha colaboración que reina entre los distintos departamentos del
                  ministerio de Comunicaciones, como Navegación marítima y fluvial y Transportes por
                  carretera, con los ferrocarriles hace confiar en una unión más íntima y provechosa entre
                  estos y los demás medios de transporte, para que así pueda desarrollarse todo el régimen
                  de comunicaciones de Alemania y de su máximo rendimiento.
                  La transformación de las relaciones entre los ferrocarriles y el Reich exige una nueva
                  estructura  legal.  Los  trabajos  preparatorios  han  sido  ya  iniciados  y  conforme  a  los
                  postulados  de  la  política  nacionalsocialista  se  hará  una  reorganización  completa  del
                  servicio entero de los ferrocarriles apoyándose en dos ideas fundamentales: el principio
                  autoritario y la responsabilidad personal.
                  Condiciones previas para la realización del principio autoritario son: la uniformidad en
                  la organización y reglamentación del servicio, en la Economía y en la Técnica. Todos
                  estos sectores han hecho grandes progresos después de la toma del poder y los trabajos
                  se desarrollan con el mayor  éxito. Para promover el  espíritu de la responsabilidad se
                  concede a los que desempeñan puestos subordinados una autonomía tan amplia como lo
                  permita la dirección totalitaria. Se ha dado comienzo a la simplificación administrativa.
                  La transformación ha traído como consecuencia el que los ferrocarriles se encuadren en
                  la Economía alemana que a su vez, como ya se ha dicho, ha quedado reorganizada en su
                  totalidad, Los ferrocarriles del Estado están representados en el Consejo directivo de la



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