Page 202 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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gigantes por imaginarios motivos de prestigio, sino que encarga barcos de tamaño y
velocidad económicamente razonables, destinados a aquellos sectores que con mayor
urgencia reclaman nuevas construcciones. El fin propuesto es disponer de una flota
mercante de gran rendimiento que se desenvuelva en una red de líneas que, tanto en su
plan general como en sus detalles, responda a las necesidades del comercio exterior
alemán y del tráfico transoceánico de viajeros.
Estos principios de una política sistemática en las nuevas construcciones navales son
sanos y han de redundar, sin duda, no sólo en provecho de la marina mercante alemana
sino también en provecho de la economía nacional. No se estiman en su justo valor los
propósitos de Alemania cuando se supone que alimenta esperanzas de que las
compañías de navegación dedicadas al servicio del norte del Atlántico, respondan a las
grandes y prestigiosas naves de franceses e ingleses tales como “Normandie” y Queen
Mary” y a sus futuros émulos con otras semejantes. Desde luego, es cierto que
Alemania, después de al guerra, dio un nuevo paso decisivo para reconquistar, por lo
menos en cuanto le fuera posible, con la construcción del “Bremen” y del “Europa”, su
antigua posición al norte del Atlántico. Sin embargo, estos dos buques fueron
construidos por la Norddeutsche Lloyd sin subvención ni crédito por parte del Estado y
sin ayuda de ningún género, ajustándose sus dimensiones y velocidades a las
condiciones que permitieran obtener beneficios. la práctica ha confirmado la exactitud
de los cálculos establecidos. Pero por encima de todo, estas nuevas construcciones eran
imprescindibles ya que Alemania había sido totalmente privada en aquel tiempo de su
flota transoceánica, Esto indujo a las compañías alemanas de navegación a la creación
de unidades de máximo rendimiento. Hoy ambos buques aún se hallan de servicio y la
preferencia de que gozan es una muestra de que su fuerza atractiva no ha disminuido.
Por este motivo no es necesario proceder a la sustitución de tales buques, actualmente
en servicio, por otros nuevos cuya construcción sólo sería provocada por motivos de
prestigio idénticos a los que llevaron a Francia a la superación del “Normandía”.
Alemania tiene otros problemas nacionales de más importancia que resolver, por cuya
razón su política de construcciones navieras se sujeta estrictamente a sus necesidades
generales y económicas.
La Aviación Civil
En uno de sus viajes en avión durante la campaña electoral de 1932, Adolfo Hitler
preguntó al jefe del servicio aéreo de la Lufthansa alemana, en el aeropuerto de
Tempelhof, por qué existían tan pocos de los nuevos aviones Ju 52 Junkers de 3
motores, siéndole contestado que la razón residía en la falta de medios económicos. El
Führer replicó sencillamente: “Espere Ud. que nosotros estemos en el poder, entonces
habrá dinero suficiente para nuevos aviones de tráfico”.
No tardó en convertirse en realidad esta profecía del Führer. Con la fundación de la
Comisaría del Reich para la Aeronáutica, que se elevó más tarde a la categoría de
ministerio, quedó abierto el camino, una vez que el Führer, con fecha 30 de enero de
1933, puso en manos de su fiel colaborador, Hermann Göring, la dirección de la
Aeronáutica alemana. Por aquel entonces, Göring denominó la Lufthansa alemana el
núcleo de la aviación nacional, pues de ella partió, en los tiempos de la decadencia
económica y de las divergencias políticas, y a despecho de todas las resistencias y
obstáculos, un período de reorganización que ha podido servir de fundamento para el
desarrollo ulterior de la aviación, al dar a esta el puesto que le corresponde.
Ya desde los primeros meses, las medidas sistemáticas del Führer comenzaron a surtir
efecto. La animación económica general dio por resultado un rápido incremento de la
cifra de transportes. De mayor importancia fue el que la aeronáutica y su política
abrieron perspectivas más amplias en el tráfico aéreo para iniciar así un firme desarrollo
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