Page 122 - Egipto TOMO 2
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                                           EL CAIRO
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                 de las muchachas á cuyo sitio acude presurosa, con el intento de besarle la mano, la muche-
                 dumbre que desea recibir sus bendiciones. La emoción que se pinta en todos los semblantes
                                                        en efecto, lo que ocurre tiene
                  revela que se trata de algún acontecimiento extraordinario; y
                 verdadera importancia. Celébrase reunión magna, Maglis, en la morada del cadi, con el objeto
                                   duración de los festejos con que debe celebrarse  el ann emano
                 de determinar el comienzo y
                 del nacimiento del gran profeta Mahonaa. A ella concurren, pues deben tomar parte en las
                                                             esas son las comitivas
                 deliberaciones, todas las hermandades ó cofradías de todas las sectas, y
                 que, según hemos visto, se dirigen en procesión al lugar donde deben congiegar»e. Lo^ jeques
                                                           aun cuando su taiea no
                 imploran la bendición del Señor junto á las puertas del templo; y
                 carece de importancia, dan la solución fácilmente, según parece, ya que después de una breve
                 consulta redactan un acta, que firman los presentes, y cada cual emprende su camino paia
                 regresar á su morada.
                   La alegría reina en todas partes, no siendo de extrañar, puesto que es e&te dia el piimero
                                                            alegre fiesta piima\eial
                 de una série de ellos destinados á públicos regocijos; una verdadera y
                                                                       gloria
                 á la cual no faltará de seguro la bendición del Señor, ya que se celebra en honor y
                 «del mejor de los hombres, del Profeta elegido.» Ninguna hay que excite el entusiasmo de
                 ésta: ninguna que como ella produzca tanta alegría y  satisfacción.  Allí, á lo lejos, fueia de la
                 ciudad, á  la derecha del camino de Boulaq, se levantan á toda prisa, en derredor de un
                 inmenso espacio libre, esas soberbias tiendas que han dado fama á los orientales; pues la
                                                           verdad es que no tienen
                                                           igual en el arte de cons-
                                                           truirlas. En el centro de
                                                           la inmensa plaza se eri-
                                                           gen elevados mástiles, en-
                                                           lazados entre sí por medio
                                                           de cuerdas, de las cuales
                                                           y de las que los unen con
                                                           el  suelo,  se colgarán á
                                                           miles los faroles de colo-
                                                           res.  Delante de  ellos se
                                                           distingue el anchuroso an-
                                                           damiaje que debe servir
                                DOMADOR DE CULEBRAS
                                                           para el disparo de los fue-
                 gos artificiales, uno de los elementos que más debe contribuir al esplendor de la fiesta. En las
                 calles surgen como por ensalmo unas al lado de otras barracas, tiendas y tenduchos, en los
                 cuales se instalan confiteros, cocineros, cafeteros, vendedores de sorbetes, bateleros, encanta-
                 dores de serpientes, atletas, dueños de columpios y juegos de caballitos, que estimulados por
                 la esperanza del lucro, en cuanto haya llegado la noche del primer dia de fiesta, y con ella se
                 lancen á la calle las alegres comitivas cantando himnos de alabanza en honor del Profeta, á
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