Page 125 - Egipto TOMO 2
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EL CAIRO                   125
              la luz de resinosas
              antorchas, trabajan á
              competencia á fin de
              procurarse sitio prefe-
              rente  en  lugar aco-
              modado.
                El primer dia de
             fiesta fijado por  el
              Cadí y los ancianos de
              la ciudad, ha llegado el
             primer Rabí, el—anal.
             Hemos dicho  el pri-
             mer dia, y no es exac-
             to:  la primer noche
             debimos decir, puesto
             que  los musulmanes
             comienzan el dia al po-
             nerse el sol, y por con-
             siguiente á la calda de
             la tarde, cuando han
             terminado todos los
             negocios y los trabajos
             todos, abandónanse al
             regocijo  con  alegría
             verdaderamente infan-
                                                                      iiii'fi
             til.  ¡ Cuán bellas son y
             cómo convidan al pla-
             cer esas noches tran-
             quilas en  las  cuales
             millares de refulgentes
             estrellas tachonan  la
             oscura bóveda del fir-
             mamento, en tanto
             que templa la atmós-
             fera el soplo suave de
             deleitosa brisa!                    SAIS
               A eso de las ocho de  la noche nos ponemos en camino. Las calles de la ciudad, tan
             animadas otros dias,  están desiertas, sin que se vea en  ellas hombre alguno; mas en
             cuanto nos acercamos al Muski, distinguimos numerosos grupos de alegres cairotas que
                  EGIPTO, TOMO II.                              ~
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