Page 244 - Egipto TOMO 2
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             encuentran, desde las hienas y gacelas, hasta los representantes de la fauna marítima, que
             sólo existen en estado de petrificación. Por lo que se refiere á los monumentos propios de
             los oasis, se encuentran en el dia en manos de todos los egiptólogos, y por su medio podemos
             tener noticias positivas respecto de la historia más antigua de esas islas perdidas en medio
             de las arenas del desierto. Las antigüedades de el-Charge han sido exploradas en conjunto,
             y esclarecidas completamente, en un viaje practicado con posterioridad á dichas expediciones,
             por H. Brugsch, cuyas investigaciones, unidas á las de Dumichen, han enriquecido la ciencia
             con los nombres que en tiempo de los faraones se daban particularmente á cada uno de los
             oasis. En un principio llevaron todos, indistintamente,  el nombre de  uit, palabra que se
             explica por el desierto que los rodea, y que equivale á el envuelto: más tarde se les dió el de
             uach, es decir, plantaciones: más recientemente aún, en lenguaje copto, se les llamó uah y


















                                     FAMILIA DE GACELAS
             también vahe, que equivale á habitación,  colonia, y de éstos se formó  el nombre griego
             oasis. Los reyes de Egipto se apoderaron de ellos desde luego, confiando su administración
              régimen á sus  oficiales. Thutmes  II, uno de los primeros reyes de  la décima octava
             y
             dinastía, que, como es sabido, libró el valle del Nilo de la dominación de los Hyksos, levantó
             en el que nos ocupa un templo consagrado á los dioses egipcios: justo es consignar, sin
             embargo, que los monumentos que se conservan aún en los oasis, sólo se remontan á los
             tiempos de Darío I, rey de los persas. Los otros dos grandes reges del propio nombre, se
             limitaron á restaurar los santuarios fundados por el hijo de Histaspes, y hasta los tiempos de
             Trajano se atendió cuidadosamente á su conservación.  Los faraones solian desterrar á los
             oasis los hombres peligrosos por sus ideas políticas: igual conducta siguieron más tarde los
             romanos, procediendo de la propia suerte los bizantinos que deportaron á Hibe (el-Charge)
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