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DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATABALA   393
             dentro de algunos siglos nada quedará del templo de Kom-Ombu  , porque en tanto que  la
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             arena del desierto va llenando poco á poco sus cámaras v aposentos .
             trando una en pos de otra las partes avanzadas del santuario, del cual ha arrebatado ya
             una pequeña construcción accesoria, trabajando al presente en socavar la muralla de peñascos
             que sirve de base al edificio principal. Juan Dumichen tuvo la fortuna, que nos alcanzó
             también á nosotros, de permanecer en Kom-Ombu en una tranquila noche de luna. «El
             »soberbio templo que en la vecina eminencia se levanta,  escribe en su  diario de  viaje,
             »aparecióseme de improviso, cual sarcófago dispuesto para un entierro, que próximamente
             » debiera tener lugar:  la luna y  las estrellas representaban las antorchas colocadas junto al
             »ataud;  las imágenes de los dioses y de  los reyes, que sobresalían de las paredes ilumi-
             nadas con fantástica luz, semejaban  la solemne muchedumbre venida para tomar parte
             »en el duelo;  el  rio que corría á sus piés ofrecíase á mis miradas la tumba abierta para
             » devorarlo todo, en tanto que el fragor temeroso producido por las aguas de la corriente,
             » parecía el himno funeral entonado en honor del que iba á ser sepultado.»
                En cuanto amaneció echamos pié á tierra. El templo fundado por Thutmosis III, restau-
             rado por el tercero de los Ramsés, y de nuevo reconstruido en tiempo de los Tolomeos 1 ,
             tiene una disposición especial,  que  le comunica cierto aire de originalidad.  En toda la
             extensión de su eje hállase dividido en dos porciones totalmente distintas. En la fachada de
             la sala hipóstila, que mira hácia el Nilo, vimos  clos puertas en lugar de una, sobre cada una
             de las cuales existe un friso especial adornado con el disco alado. Las cámaras puestas detrás
             de  la sala hipóstila de este doble templo, están bipartidas y terminan en dos santuarios
             diferentes, cada uno de los cuales corresponde á una de las puertas.  Bastaría esta disposición
             del templo de Kom-Ombu para juzgar que en él se prestaba tributo de adoración á dos
                                   en efecto era así, según terminantemente expresan las
             divinidades totalmente distintas; y
              inscripciones, pues  la primera mitad pertenecia á Horo  el mayor, Hor-Ur, en griego
             Aroeris, al paso que en  la segunda se veía á Seth—Typhon, adoiado aquí bajo la foima de
             cocodrilo, ó de Sebek con cabeza de cocodrilo.  Seth era señor en las tinieblas, como lo era
                                     aquél son llamados los dos hermanos enemigos, cuyo
              Horo en el dominio de la luz.  Éste y
              culto, después de su reconciliación, llevada á cabo por Thot, celebróse conjuntamente, y
              por cierto no sólo en Kom-Ombu, con el objeto de representar el poder al par bienhechor
                           destructor de los dioses y de los reyes.  El  distrito de Nubi, como
              y maléfico, creador y
              el de Fajum, es tenido por tvphónico, por venerarse en el uno una forma de Seth, y en el
              otro un cocodrilo sagrado, de suerte que en  las porciones religiosas de  las listas de  los
              nomos, suprimíase este nombre, como se suprimía el de Fajum. Los capiteles campanulados
              de las columnas de Kom-Ombu, son de muy buen dibujo y están adornados con plantas
              distintas: también merecen llamar  la atención las pinturas astronómicas del techo de  la
                         .
              sala hipóstila, por desgracia sin concluir, pero ofreciendo señales evidentes del procedimiento
               i De Tolomeo V Kpifanes (204-181, antes de Jesucristo) hasta Tolomeo XIII, Neos Dyonisos (81 á 51 antes de Jesucristo), y hasta su
              esposa Cleopatra, que recibió también en Kom-Ombu el nombre de Tryphaena.
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