Page 140 - Orgullo y prejuicio
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sentimientos nacidos a la media hora de haberse conocido, que a un cariño

                fuerte y verdadero. Explícame cómo era el amor del señor Bingley.
                     ––Nunca vi una atracción más prometedora. Cuando estaba con Jane no
                prestaba atención a nadie más, se dedicaba por entero a ella. Cada vez que

                se veían era más cierto y evidente. En su propio baile desairó a dos o tres
                señoritas  al  no  sacarlas  a  bailar  y  yo  le  dirigí  dos  veces  la  palabra  sin

                obtener respuesta. ¿Puede haber síntomas más claros? ¿No es la descortesía
                con todos los demás, la esencia misma del amor?

                     ––De esa clase de amor que me figuro que sentía Bingley, sí. ¡Pobre
                Jane!  Lo  siento  por  ella,  pues  dado  su  modo  de  ser,  no  olvidará  tan

                fácilmente.  Habría  sido  mejor  que  te  hubiese  ocurrido  a  ti,  Lizzy;  tú  te
                habrías resignado más pronto. Pero, ¿crees que podremos convencerla de
                que  venga  con  nosotros  a  Londres?  Le  conviene  un  cambio  de  aires,  y

                puede que descansar un poco de su casa le vendría mejor que ninguna otra
                cosa.

                     A Elizabeth le pareció estupenda esta proposición y no dudó de que su
                hermana la aceptaría.

                     ––Supongo  ––añadió––  que  no  la  detendrá  el  pensar  que  pueda
                encontrarse con ese joven. Vivimos en zonas de la ciudad opuestas, todas

                nuestras amistades son tan distintas y, como tú sabes, salimos tan poco, que
                es muy poco probable que eso suceda, a no ser que él venga expresamente a
                verla.

                     ––Y  eso  es  imposible,  porque  ahora  se  halla  bajo  la  custodia  de  su
                amigo, y el señor Darcy no permitiría que visitase a Jane en semejante parte

                de Londres. Querida tía, ¿qué te parece? Puede que Darcy haya oído hablar
                de un lugar como la calle Gracechurch, pero creería que ni las abluciones de

                todo un mes serían suficientes para limpiarle de todas sus impurezas, si es
                que alguna vez se dignase entrar en esa calle. Y puedes tener por seguro que

                Bingley no daría un paso sin él.
                     ––Mucho mejor. Espero que no se vean nunca. Pero, ¿no se escribe Jane
                con la hermana? Entonces, la señorita Bingley no tendrá disculpa para no ir

                a visitarla.
                     ––Romperá su amistad por completo.
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