Page 177 - Orgullo y prejuicio
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––Nunca habría considerado que la distancia fuese una de las ventajas
del partido exclamó Elizabeth , y jamás se me habría ocurrido que la señora
Collins viviese cerca de su familia.
––Eso demuestra el apego que le tiene usted a Hertfordshire. Todo lo
que esté más allá de Longbourn debe parecerle ya lejos.
Mientras hablaba se sonreía de un modo que Elizabeth creía interpretar:
Darcy debía suponer que estaba pensando en Jane y en Netherfield; y
contestó algo sonrojada:
––No quiero decir que una mujer no pueda vivir lejos de su familia.
Lejos y cerca son cosas relativas y dependen de muy distintas
circunstancias. Si se tiene fortuna para no dar importancia a los gastos de
los viajes, la distancia es lo de menos. Pero éste no es el caso. Los señores
Collins no viven con estrecheces, pero no son tan ricos como para
permitirse viajar con frecuencia; estoy segura de que mi amiga no diría que
vive cerca de su familia más que si estuviera a la mitad de esta distancia.
Darcy acercó su asiento un poco más al de Elizabeth, y dijo:
––No tiene usted derecho a estar tan apegada a su residencia. No
siempre va a estar en Longbourn. Elizabeth pareció quedarse sorprendida, y
el caballero creyó que debía cambiar de conversación. Volvió a colocar su
silla donde estaba, tomó un diario de la mesa y mirándolo por encima,
preguntó con frialdad:
––¿Le gusta a usted Kent?
A esto siguió un corto diálogo sobre el tema de la campiña, conciso y
moderado por ambas partes, que pronto terminó, pues entraron Charlotte y
su hermana que acababan de regresar de su paseo. El tête–à–tête las dejó
pasmadas. Darcy les explicó la equivocación que había ocasionado su visita
a la casa; permaneció sentado unos minutos más, sin hablar mucho con
nadie, y luego se marchó.
––¿Qué significa esto? ––preguntó Charlotte en cuanto se fue––.
Querida Elizabeth, debe de estar enamorado de ti, pues si no, nunca habría
venido a vernos con esta familiaridad.
Pero cuando Elizabeth contó lo callado que había estado, no pareció
muy probable, a pesar de los buenos deseos de Charlotte; y después de