Page 218 - Orgullo y prejuicio
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Por la tarde Lydia propuso con insistencia que fuesen todas a Meryton

                para ver cómo estaban todos; pero Elizabeth se opuso enérgicamente. No
                quería  que  se  dijera  que  las  señoritas  Bennet  no  podían  estarse  en  casa
                medio  día  sin  ir  detrás  de  los  oficiales.  Tenía  otra  razón  para  oponerse:

                temía volver a ver a Wickham, cosa que deseaba evitar en todo lo posible.
                La  satisfacción  que  sentía  por  la  partida  del  regimiento  era  superior  a

                cuanto  pueda  expresarse.  Dentro  de  quince  días  ya  no  estarían  allí,  y
                esperaba que así se libraría de Wickham para siempre.

                     No llevaba muchas horas en casa, cuando se dio cuenta de que el plan
                de Brighton de que Lydia les había informado en la posada era discutido a

                menudo por sus padres. Elizabeth comprendió que el señor Bennet no tenía
                la menor intención de ceder, pero sus contestaciones eran tan vagas y tan
                equívocas, que la madre, aunque a veces se descorazonaba, no perdía las

                esperanzas de salirse al fin con la suya.
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