Page 257 - Orgullo y prejuicio
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de sus  atenciones a Darcy––. Georgiana, en cuanto entró su  hermano, se

                esforzó más en hablar, y Elizabeth comprendió que Darcy quería que las
                dos intimasen, para lo cual favorecía todas las tentativas de conversación
                por ambas partes. La señorita Bingley también lo veía y con la imprudencia

                propia de su ira, aprovechó la primera oportunidad para decir con burlona
                finura:

                     ––Dígame, señorita Elizabeth, ¿es cierto que la guarnición de Meryton
                ha sido trasladada? Ha debido de ser una gran pérdida para su familia.

                     En  presencia  de  Darcy  no  se  atrevió  a  pronunciar  el  nombre  de
                Wickham,  pero  Elizabeth  adivinó  que  tenía  aquel  nombre  en  su

                pensamiento; los diversos recuerdos que le despertó la afligieron durante un
                momento,  pero  se  sobrepuso  con  entereza  para  repeler  aquel  descarado
                ataque y respondió a la pregunta en tono despreocupado. Al hacerlo, una

                mirada  involuntaria  le  hizo  ver  a  Darcy  con  el  color  encendido,  que  la
                observaba atentamente, y a su hermana completamente confusa e incapaz

                de levantar los ojos. Si la señorita Bingley hubiese podido sospechar cuánto
                apenaba a su amado, se habría refrenado, indudablemente; pero sólo había

                intentado descomponer a Elizabeth sacando a relucir algo relacionado con
                un hombre por el que ella había sido parcial y para provocar en ella algún

                movimiento en falso que la perjudicase a los ojos de Darcy y que, de paso,
                recordase a éste los absurdos y las locuras de la familia Bennet. No sabía
                una  palabra  de  la  fuga  de  la  señorita  Darcy,  pues  se  había  mantenido

                estrictamente en secreto, y Elizabeth era la única persona a quien había sido
                revelada. Darcy quería ocultarla a todos los parientes de Bingley por aquel

                mismo  deseo,  que  Elizabeth  le  atribuyó  tanto  tiempo,  de  llegar  a  formar
                parte de su familia. Darcy, en efecto, tenía este propósito, y aunque no fue

                por esto por lo que pretendió separar a su amigo de Jane, es probable que se
                sumara a su vivo interés por la felicidad de Bingley.

                     Pero  la  actitud  de  Elizabeth  le  tranquilizó.  La  señorita  Bingley,
                humillada y decepcionada, no volvió a atreverse a aludir a nada relativo a
                Wickham. Georgiana se fue recobrando, pero ya se quedó definitivamente

                callada, sin osar afrontar las miradas de su hermano. Darcy no se ocupó más
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