Page 261 - Orgullo y prejuicio
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lo mejor y que Wickham no sea tan malo como se ha creído, que no

                     sea  más  que  ligero  e  indiscreto;  pues  lo  que  ha  hecho  ––
                     alegrémonos de ello–– no indica mal corazón. Su elección, al fin y
                     al  cabo,  es  desinteresada,  porque  sabe  que  nuestro  padre  no  le

                     puede  dar  nada  a  Lydia.  Nuestra  pobre  madre  está  consternada.
                     Papá  lo  lleva  mejor.  ¡Qué  bien  hicimos  en  no  decirles  lo  que

                     supimos  de  Wickham!  Nosotras  mismas  debemos  olvidarlo.  Se
                     supone que se fugaron el sábado a las doce aproximadamente, pero

                     no  se  les  echó  de  menos  hasta  ayer  a  las  ocho  de  la  mañana.
                     Inmediatamente  mandaron  el  expreso.  Querida  Elizabeth,  ¡han

                     debido pasar a menos de diez millas de vosotros! El coronel Forster
                     dice que vendrá en seguida. Lydia dejó escritas algunas líneas para
                     la señora Forster comunicándole sus propósitos. Tengo que acabar,

                     pues no puedo extenderme a causa de mi pobre madre. Temo que no
                     entiendas lo escrito, pues ni siquiera sé lo que he puesto.




                     Sin tomar tiempo para meditar y sin saber apenas lo que sentía al acabar
                la lectura de esta carta, Elizabeth abrió la otra con impaciencia y leyó lo que

                sigue, escrito un día después:



                         A  estas  horas,  queridísima  hermana,  habrás  recibido  mi
                     apresurada  carta.  Ojalá  la  presente  sea  más  inteligible;  pero,

                     aunque  dispongo  de  tiempo,  mi  cabeza  está  tan  aturdida  que  no
                     puedo  ser  coherente.  Eliza  querida,  preferiría  no  escribirte,  pero
                     tengo  malas  noticias  que  darte  y  no  puedo  aplazarlas.  Por  muy

                     imprudente  que  pueda  ser  la  boda  de  Wickham  y  nuestra  pobre
                     Lydia, estamos ansiosos de saber que ya se ha realizado, pues hay

                     sobradas  razones  para  temer  que  no  hayan  ido  a  Escocia.  El
                     coronel Forster llegó ayer; salió de Brighton pocas horas después

                     que el propio. A pesar de que la carta de Lydia a la señora Forster
                     daba a entender que iba a Gretna Green, Denny dijo que él estaba

                     enterado  y  que  Wickham  jamás  pensó  en  ir  allí  ni  casarse  con
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