Page 336 - Orgullo y prejuicio
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intrusión de una muchacha de cuna inferior, sin ninguna categoría y ajena

                por  completo  a  la  familia?  ¿No  valen  nada  para  usted  los  deseos  de  los
                amigos  de  Darcy,  relativos  a  su  tácito  compromiso  con  la  señorita  de
                Bourgh? ¿Ha perdido usted toda noción de decencia y de delicadeza? ¿No

                me ha oído usted decir que desde su edad más temprana fue destinado a su
                prima?

                     ––Sí,  lo  he  oído  decir;  pero,  ¿qué  tiene  que  ver  eso  conmigo?  Si  no
                hubiera  otro  obstáculo  para  que  yo  me  casara  con  su  sobrino,  tenga  por

                seguro que no dejaría de efectuarse nuestra boda por suponer que su madre
                y  su  tía  deseaban  que  se  uniese  con  la  señorita  de  Bourgh.  Ustedes  dos

                hicieron lo que pudieron con proyectar ese matrimonio, pero su realización
                depende de otros. Si el señor Darcy no se siente ligado a su prima ni por el
                honor ni por la inclinación, ¿por qué no habría de elegir a otra? Y si soy yo

                la elegida, ¿por qué no habría de aceptarlo?
                     ––Porque se lo impiden el honor, el decoro, la prudencia e incluso el

                interés.  Sí,  señorita  Bennet,  el  interés;  porque  no  espere  usted  ser
                reconocida por la familia o los amigos de Darcy si obra usted tercamente

                contra la voluntad de todos. Será usted censurada, desairada y despreciada
                por  todas  las  relaciones  de  Darcy.  Su  enlace  será  una  calamidad;  sus

                nombres no serán nunca pronunciados por ninguno de nosotros.
                     ––Graves desgracias son ésas ––replicó Elizabeth––. Pero la esposa del
                señor Darcy gozará seguramente de tales venturas que podrá a pesar de todo

                sentirse muy satisfecha.
                     ––¡Ah, criatura tozuda y obstinada! ¡Me da usted vergüenza! ¿Es esa su

                gratitud  por  mis  atenciones  en  la  pasada  primavera?  Sentémonos.  Ha  de
                saber usted, señorita Bennet, que he venido aquí con la firme resolución de

                conseguir mi propósito. No me daré por vencida. No estoy acostumbrada a
                someterme a los caprichos de nadie; no estoy hecha a pasar sinsabores.

                     ––Esto puede que haga más lastimosa la situación actual de Su Señoría,
                pero a mí no me afecta. ––¡No quiero que me interrumpa! Escuche usted en
                silencio. Mi hija y mi sobrino han sido formados el uno para el otro. Por

                línea  materna  descienden  de  la  misma  ilustre  rama,  y  por  la  paterna,  de
                familias respetables, honorables y antiguas, aunque sin título. La fortuna de
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