Page 339 - Orgullo y prejuicio
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––¿Y ésta es su actitud, su última resolución? Muy bien; ya sé lo que

                tengo que hacer. No se figure que su ambición, señorita Bennet, quedará
                nunca satisfecha. Vine para probarla. Esperaba que fuese usted una persona
                razonable. Pero tenga usted por seguro que me saldré con la mía.

                     Todo esto fue diciendo lady Catherine hasta que llegaron a la puerta del
                coche. Entonces se volvió y dijo:

                     ––No me despido de usted, señorita Bennet; no mando ningún saludo a
                su madre; no se merece usted esa atención. Me ha ofendido gravemente.

                Elizabeth no respondió ni trató de convencer a Su Señoría de que entrase en
                la casa. Se fue sola y despacio. Cuando subía la escalera, oyó que el coche

                partía. Su madre, impaciente, le salió al encuentro a la puerta del vestidor
                para preguntarle cómo no había vuelto a descansar lady Catherine.
                     ––No ha querido ––dijo su hija––. Se ha marchado.

                     ––¡Qué  mujer  tan  distinguida!  ¡Y  qué  cortesía  la  suya  al  venir  a
                visitarnos! Porque supongo que habrá venido para decirnos que los Collins

                están bien. Debía de ir a alguna parte y al pasar por Meryton pensó que
                podría  visitarnos.  Supongo  que  no  tenía  nada  de  particular  que  decirte,

                ¿verdad, Lizzy?
                     Elizabeth  se  vio  obligada  a  contar  una  pequeña  mentira,  porque

                descubrir la materia de su conversación era imposible.
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