Page 341 - Orgullo y prejuicio
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punto flaco al enumerar las desdichas de un matrimonio con una persona de

                familia tan desigual a la suya. Dadas las ideas de Darcy sobre ese particular,
                Elizabeth creía probable que los argumentos que a ella le habían parecido
                tan débiles y ridículos se le antojasen a él llenos de buen sentido y sólido

                razonamiento.
                     De modo que si Darcy había vacilado antes sobre lo que tenía que hacer,

                cosa que a menudo había aparentado, las advertencias e instancias de un
                deudo tan allegado disiparían quizá todas sus dudas y le inclinarían de una

                vez  para  siempre  a  ser  todo  lo  feliz  que  le  permitiese  una  dignidad
                inmaculada. En ese caso, Darcy no volvería a Hertfordshire. Lady Catherine

                le vería a su paso por Londres, y el joven rescindiría su compromiso con
                Bingley de volver a Netherfield.
                     «Por  lo  tanto  ––se  dijo  Elizabeth––,  si  dentro  de  pocos  días  Bingley

                recibe una excusa de Darcy para no venir, sabré a qué atenerme. Y entonces
                tendré que alejar de mí toda esperanza y toda ilusión sobre su constancia. Si

                se conforma con lamentar mi pérdida cuando podía haber obtenido mi amor
                y mi mano, yo también dejaré pronto de lamentar el perderle a él.»

                     La sorpresa del resto de la familia al saber quién había sido la visita fue
                enorme; pero se lo explicaron todo del mismo modo que la señora Bennet, y

                Elizabeth se ahorró tener que mencionar su indignación.
                     A la mañana siguiente, al bajar de su cuarto, se encontró con su padre
                que salía de la biblioteca con una carta en la mano.

                     ––Elizabeth ––le dijo––, iba a buscarte. Ven conmigo.
                     Elizabeth  le  siguió  y  su  curiosidad  por  saber  lo  que  tendría  que

                comunicarle aumentó pensando que a lo mejor estaba relacionado con lo del
                día  anterior.  Repentinamente  se  le  ocurrió  que  la  carta  podía  ser  de  lady

                Catherine, y previó con desaliento de lo que se trataba.
                     Fue con su padre hasta la chimenea y ambos se sentaron. Entonces el

                señor Bennet dijo:
                     ––He  recibido  una  carta  esta  mañana  que  me  ha  dejado  patidifuso.
                Como  se  refiere  a  ti  principalmente,  debes  conocer  su  contenido.  No  he

                sabido hasta ahora que tenía dos hijas a punto de casarse. Permíteme que te
                felicite por una conquista así.
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