Page 345 - Orgullo y prejuicio
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CAPÍTULO LVIII
Pocos días después de la visita de lady Catherine, Bingley no sólo no
recibió ninguna carta de excusa de su amigo, sino que le llevó a Longbourn
en persona. Los caballeros llegaron temprano, y antes de que la señora
Bennet tuviese tiempo de decirle a Darcy que había venido a visitarles su
tía, cosa que Elizabeth temió por un momento, Bingley, que quería estar
solo con Jane, propuso que todos salieran de paseo. Se acordó así, pero la
señora Bennet no tenía costumbre de pasear y Mary no podía perder el
tiempo. Así es que salieron los cinco restantes. Bingley y Jane dejaron en
seguida que los otros se adelantaran y ellos se quedaron atrás. Elizabeth,
Darcy y Catherine iban juntos, pero hablaban muy poco. Catherine tenía
demasiado miedo a Darcy para poder charlar; Elizabeth tomaba en su fuero
interno una decisión desesperada, y puede que Darcy estuviese haciendo lo
mismo.
Se encaminaron hacia la casa de los Lucas, porque Catherine quería ver
a María, y como Elizabeth creyó que esto podía interesarle a ella, cuando
Catherine les dejó siguió andando audazmente sola con Darcy. Llegó
entonces el momento de poner en práctica su decisión, y armándose de
valor dijo inmediatamente:
––Señor Darcy, soy una criatura muy egoísta que no me preocupo más
que de mis propios sentimientos, sin pensar que quizá lastimaría los suyos.
Pero ya no puedo pasar más tiempo sin darle a usted las gracias por su
bondad sin igual para con mi pobre hermana. Desde que lo supe he estado