Page 347 - Orgullo y prejuicio
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Siguieron paseando sin preocuparse de la dirección que llevaban. Tenían
demasiado que pensar, que sentir y que decir para fijarse en nada más.
Elizabeth supo en seguida que debían su acercamiento a los afanes de la tía
de Darcy, que le visitó en Londres a su regreso y le contó su viaje a
Longbourn, los móviles del mismo y la sustancia de su conversación con la
joven, recalcando enfáticamente las expresiones que denotaban, a juicio de
Su Señoría, la perversidad y descaro de Elizabeth, segura de que este relato
le ayudaría en su empresa de arrancar al sobrino la promesa que ella se
había negado a darle. Pero por desgracia para Su Señoría, el efecto fue
contraproducente.
––Gracias a eso concebí esperanzas que antes apenas me habría atrevido
a formular. Conocía de sobra el carácter de usted para saber que si hubiese
estado absoluta e irrevocablemente decidida contra mí, se lo habría dicho a
lady Catherine con toda claridad y franqueza.
Elizabeth se ruborizó y se rió, contestando:
––Sí, conocía usted de sobra mi franqueza para creerme capaz de eso.
Después de haberle rechazado tan odiosamente cara a cara, no podía tener
reparos en decirle lo mismo a todos sus parientes.
––No me dijo nada que no me mereciese. Sus acusaciones estaban mal
fundadas, pero mi proceder con usted era acreedor del más severo reproche.
Aquello fue imperdonable; me horroriza pensarlo.
––No vamos a discutir quién estuvo peor aquella tarde ––dijo
Elizabeth––. Bien mirado, los dos tuvimos nuestras culpas. Pero me parece
que los dos hemos ganado en cortesía desde entonces.
––Yo no puedo reconciliarme conmigo mismo con tanta facilidad. El
recuerdo de lo que dije e hice en aquella ocasión es y será por mucho
tiempo muy doloroso para mí. No puedo olvidar su frase tan acertada: «Si
se hubiese portado usted más caballerosamente.» Éstas fueron sus palabras.
No sabe, no puede imaginarse cuánto me han torturado, aunque confieso
que tardé en ser lo bastante razonable para reconocer la verdad que
encerraban.
––Crea usted que yo estaba lejos de suponer que pudieran causarle tan
mala impresión. No tenía la menor idea de que le afligirían de ese modo.