Page 148 - Cómo no escribir una novela
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Doctor Jekyll y míster Hyde

                                                                 Cuando el personaje y su voz interior no
                                                                                                       coinciden


               La porcelana del vagón restaurante del Orient Express tintineaba cuando el
               tren  enfilaba  otra  abrupta  curva  en  su  camino  hacia  Hong  Kong.  Los

               pasajeros allí reunidos estaban aguardando a Remi Martin, el más famoso
               detective  belga.  Los  había  convocado  allí  para  revelarles  quién  había

               asesinado a la condesa.
                   —… Y entonces me planteé quién podía habeg pegpetgado este cgimen
               tan hogendo —dijo Martin caminando entre las mesas—. ¿Acaso ega ella la

               única que había tenido la opogrtunidad de cometeg este cgimen? «Non», me
               dije a mí mismo. Aquí hay más cgímenes de los que pagece.
                   Martin se acercó a la mesa donde estaba el profesor Rasmussen con su

               tímida sobrina.
                   —No  podía  seg  el  pgofesog,  pogque,  señoges  —dijo  quitándole  sus
               blancos guantes al académico—, el pgofesog… ¡no tiene manos!

                   Los  reunidos  ahogaron  una  exclamación  al  ver  al  descubierto  las
               prótesis de madera. Martin se acercó a la mesa donde el mayor Basurovski
               estaba sentado con su asistente, el sargento Liloff.

                   —Estuve geflexionando sobge el extgaño compogtamiento de nuestgos
               amigos del Éjegcito… —su voz fue enmudeciendo cuando de repente se dio
               cuenta de que haber encontrado un mono en las maletas del mayor hacía

               hora y media lo había cambiado todo— o quizás no sea tan estgaño. Puede
               que sea demasiado pgonto para deciglo —parloteó.
                   «Hay  que  joderse  —pensó  el  canijo  detective—.  ¿Por  qué  tengo  que

               hacer este papelón cada vez? Parezco un perfecto idiota.»



          Si describes a un personaje que es un matón callejero, no sólo sus diálogos, también sus
          monólogos interiores, deben reflejar el vocabulario y la dicción de un delincuente de

          barrio.  Esta  discrepancia  entre  el  lenguaje  interior  y  el  exterior  puede  darse  de
          diferentes maneras: la inteligencia de un personaje puede aumentar o decrecer en un
          instante cuando dicho personaje se encuentra sólo con sus pensamientos, su clase social
          puede cambiar, su sexo puede quedar tan confuso que —y esto es muy inquietante— se
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