Page 165 - Cómo no escribir una novela
P. 165

La espalda le dolía terriblemente tras tantas horas de pintar en aquella
               posición tan incómoda que exigía aquel trabajo. No estaba muy seguro de
               poder  mantener  una  conversación  educada.  Pero  finalmente  se  giró  de

               medio lado y miró al anciano Papa con lo que quería ser una cortés sonrisa.
                   —¡Cuánto bueno por aquí, su Santidad! El techo prospera.
                   El Papa sonrió mientras se preparaba para sacar a colación el espinoso

               asunto. Aunque él personalmente era de la creencia que ese artista tenía
               demasiadas ínfulas, odiaba las discusiones.

                   —¿Y podría hacerme el favor de darme algo parecido a una fecha de
               finalización?
                   Michelangelo resopló irónicamente y al punto perdió la compostura:
                   —¡Quejas,  quejas,  quejas!  ¡Siempre  me  venís  con  esas  quejas,  Sumo

               Pontífice! ¿Acaso no veis que con estos frescos me estoy rompiendo el culo?



          Todos los fans de Monthy Python saben lo divertido que resulta que unos personajes
          históricos  empleen  giros  actuales.  Cuando  un  anacronismo  no  es  intencionado,  sin
          embargo, el resultado es muy embarazoso. Y estos anacronismos no sólo pueden venir

          por objetos que sean actuales sino por cualquier cosa que tenga el aire de ser moderna.
          Es razonable pensar que Juan sin Tierra podría haber sufrido algunas depresiones, pero

          en cuanto uno dice «el rey Juan estaba deprimido» ya entran en juego las teorías de la
          moderna psicología en pleno siglo XII.
               El  problema  de  los  anacronismos  idiomáticos  es  más  difícil  de  resolver  que  el

          problema  de  los  objetos  anacrónicos.  Uno  puede  quitar  muy  fácilmente  determinado
          objeto, pero demasiado a menudo, al intentar reproducir el lenguaje de la época, los
          autores  acaban  escribiendo  diálogos  muy  forzados  y  nada  naturales.  «Voto  a  tales,

          ¿cómo  se  está  manejando  usía,  mi  señora,  en  estas  tribulaciones  de  agora  que
          sacuden nuestro bienquisto reino, lady Macbeth?» no es mucho más convincente que
          «Por los peces de colores, ¿qué está haciendo para arreglar lo que está pasando,

          lady Macbeth?».
               La  única  solución  a  este  problema  es  estudiar  tanto  la  literatura  de  ese  periodo
          como las novelas históricas que tratan esa época escritas por autores contemporáneos

          que te parezcan de confianza.







                                                                                      Nunca lo hubiera dicho
                                                                   Cuando salen a relucir las lagunas del
   160   161   162   163   164   165   166   167   168   169   170