Page 176 - Cómo no escribir una novela
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cubra la ausencia.







                                                                                    El sermón de sobremesa
                                                                         Cuando el autor remacha el clavo


               —No, tú no lo entiendes, Del Pueblo —dijo Roger Destroyer apuntando el
               cañón de su pistola sobre la frente sudorosa del rey de la droga—. No se

               trata de lo que la droga le hace a la gente. Se trata de lo que el dinero hace
               con  la  gente.  El  dinero  puede  ser  lo  mismo  que  una  droga.  Tú  harías

               cualquier cosa por dinero, de la misma manera que un adicto haría cualquier
               cosa  por  su  cocaína.  Cuando  el  dinero  pasa  a  ser  más  importante  que  la
               familia, un trabajo realmente útil y los compromisos con la sociedad, hemos

               perdido el norte. Por eso tus relaciones con las mujeres —por más bonitas
               que sean— finalmente te acaban pareciendo vacías e insatisfactorias.
                   —Me parece notar cierta envidia en tu voz, pendejo —dijo Mariano del

               Pueblo con sorna.
                   —¡Ja! —rió Roger—. Cuando uno lo sacrifica todo al dinero, pierde su
               capacidad para valorar tales cosas. Tú crees que yo envidio tu dinero, pero

               realmente a la única persona que envidio es a esa humilde señorita que tú
               desprecias y maltratas. A pesar de que la vida le ha dado muy malas cartas,
               ella ha mantenido su dignidad y su capacidad para amar. Ella es la rica, no

               tú. Es la capacidad de amar lo que nos hace los auténticos reyes del cártel
               de la Humanidad.



          Como todo hijo de vecino cada personaje tiene su filosofía de vida. En ocasiones el
          protagonista  y  el  autor  comparten  la  misma  filosofía  de  vida,  y  el  protagonista  la

          expresa  por  los  dos.  Empleado  con  moderación  es  un  buen  recurso:  puede  hacerle
          sentir al lector que no sólo está en juego la felicidad de los personajes, sino los valores
          eternos. También puede hacerle creer que ese personaje es un auténtico compañero, que

          compartirá sus ideas sobre la vida durante las horas que pasen juntos. Pero el lector
          también  puede  tener  la  sensación  de  que  están  dándole  la  tabarra  con  un  manual  de

          autoayuda.
               Otro factor que hay que tener en cuenta es que las reglas para introducir ideas a
          través de las frases directas de los personajes son más exigentes que para plasmar esas
          ideas a través de las acciones de los personajes. Las ideas expresadas directamente
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