Page 215 - Fantasmas
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Joe  HitL



   vocada,  y un  sentimiento  de desesperación,  de estar  precipi-
    tándose  hacia  lo inevitable,  lo invadió.  El segundo  base,  un
    chico  al que Wyatt conocía,  llamado  Treat  Rendell,  la estre-
    lla del otro  equipo,  estaba  allí plantado  en  su  camino,  espe-
    rándolo  con  sus  grandes  pies separados,  y por primera  vez
   Wyatt tuvo  la impresión  de que por muy  deprisa que corriera
    no  se  acercaba  lo  más  mínimo  a su  meta.  No  recordaba  si-
    quiera  el final  de la jugada,  tan  sólo  a Rendell  allí, cerrán-
    dole el paso,  esperándolo  con  los ojos entornados  por la con-
    centración.
         Aquello fue casi al final de temporada.  En los últimos  dos
   juegos, Wyatt no  logró batear  ni una  sola vez,  y perdió  el ré-
    cord  sólo por dos bases.  Ya en  el instituto  no  tuvo  oportuni-
    dad de jugar, porque  siempre estaba castigado por malas  notas
    o mal comportamiento.  A mediados  de su  primer año  le diag-
   nosticaron  un  tipo de dislexia  —tenía  problemas  para  co-
   nectar  las distintas  partes  de una  oración  cuando  ésta  con-
   taba con  más  de cuatro  o cinco  palabras;  durante  años  había
   luchado  por interpretar  oraciones  más  largas que el simple tí-
   tulo de una  película— y le asignaron  a un  programa  de apren-
   dizaje especial con  un  atajo de retrasados  mentales.  El progra-
   ma  se llamaba  «Super-alumnos»,  pero  en  el instituto  se conocía
   como  «Supertontos»  o  «Superbabas».  Una vez,  Wyatt se  en-
   contró  un  grafiti en  el lavabo  de chicos  que  decía  «hestoy  en
   super-alumnos,  y me  siento  mui orgulloso».
         Pasó  su  último  año  marginado.  No miraba  a sus  compa-
   ñeros  cuando  se  cruzaba  con  ellos por el pasillo, y no  intentó
   entrar  en el equipo de béisbol.  Treat Rendell,  en cambio,  ingre-
   só en  la universidad  directamente  en  el segundo  curso,  bateó
   todas  las bolas  que le pusieron  delante  y consiguió  dos copas
   regionales  para su  equipo. Ahora  era  policía federal,  conducía
   un  Crown  Victoria  color  canela  tuneado  y estaba  casado  con
   Ellen  Martin,  una  rubia  de piel blanquísima  y unánimemente




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