Page 220 - Fantasmas
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FANTASMAS
sabido, contaminado. El camino lo conduciría hasta la auto-
pista 17K, y una vez allí estaría cerca del parque Ronald Re-
agan, donde Wyatt vivía en una casa de una planta y sin só-
tano, sólo con su madre, ya que su padre se había largado
para siempre varios años atrás. El camino estaba abandona-
do y cubierto de rastrojos. En ocasiones la gente se quedaba
allí por las razones por las que uno se estaciona en lugares
deshabitados, y cuando Wyatt dejó atrás la maleza y llegó a
la carretera vio un auto.
Para entonces las sombras de los árboles se habían fun-
dido en la oscuridad que precede a la noche, aunque cuando le-
vantó la vista todavía pudo distinguir en el cielo un matiz vio-
leta pálido tornándose albaricoque. El coche estaba en una ligera
elevación del terreno y no lo reconoció hasta que estuvo cer-
ca. Era la camioneta de la señora Prezar, y la puerta del con-
ductor estaba abierta.
Wyatt vaciló unos instantes a unos cuantos pasos del
coche, mientras respiraba con dificultad sin saber por qué.
Primero pensó que el coche estaba vacío, ya que no salía de
él sonido alguno, a excepción del ligero murmullo del mo-
tor enfriándose. Pero entonces vio al niño moreno de cua-
tro años en el asiento trasero, aún atado a la silla de bebé.
Con la barbilla apoyada en el pecho y los ojos cerrados, pa-
recía dormir. Wyatt recorrió con la mirada los árboles y los
alrededores del estanque, buscando a la señora Prezar y a
Baxter. No entendía cómo habían podido alejarse dejando
allí al niño dormido, solo. Pero cuando volvió los ojos al
coche vio a la señora Prezar. Estaba encogida, de manera
que, desde donde se encontraba, Wyatt sólo alcanzaba a ver
su cabellera rubia brillante sobre el volante.
Tardó un momento en poder moverse. Le costaba trabajo
ponerse en marcha y se sentía profundamente agitado, sin saber
la razón, por la escena que se desarrollaba ante él. El niño pe-
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