Page 221 - Fantasmas
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Joe  Hit




   queño dormido  en el asiento  de atrás  lo asustaba y en la penum-
   bra su  cara  parecía regordeta y levemente  teñida de azul.
        Caminó  despacio  al otro  lado  del coche  y se  detuvo  de
   nuevo.  Lo que vio lo dejó literalmente  sin respiración.  La seño-
   ra Prezar se mecía con  suavidad  atrás y adelante y acunaba a Bax-
   ter, boca  arriba,  en  su  regazo.  El niño  tenía  los ojos abiertos  y
   fijos en  alguna parte. Ya no  llevaba puesta la gorra de Twin City
   Pizza,  y una  fina pelusa de color  indeterminado  le recubría  la
   cabeza.  Sus labios eran  tan rojos que parecía que se los había pin-
   tado  y, con  la cabeza  inclinada  hacia  atrás, parecía mirar  fija-
   mente  a Wyatt.  Entonces  éste vio la cuchillada  en  su  garganta,
   una  línea negra  brillante  con  forma  de anzuelo.  Había  otra  he-
   rida en su mejilla, que daba la impresión de que una  oruga  gran-
   de y negra  se  hubiera  posado en  su  cara  blanquísima.
        La señora  Prezar  también  tenía  los ojos abiertos  de par
   en  par y rojos por  el llanto,  aunque  lloraba  en  completo  si-
   lencio.  En uno  de los lados  de su  cara  había cuatro  manchas  de
   sangre  de gran tamaño,  las huellas  de los dedos  de su  hijo. Res-
   piraba despacio  y con  movimientos  espasmódicos.
        —Oh,  dios mío —susurraba  con  cada exhalación—.  Oh,
   Baxter.  Oh, dios  mío.
        Wyatt dio un paso  atrás, reculando  de forma inconscien-
   te, y pisó la tapa de plástico de un vaso  de refresco,  que se  que-
   bró bajo su  talón.  La señora  Prezar  se  sobresaltó  y lo miró con
   ojos de loca.
        —Señora  Prezar —dijo Wyatt con  una  voz  que apenas  le
  resultaba  reconocible,  contenida  y cavernosa.
        Esperaba oír gritos y llantos, pero  cuando  la señora  Pre-
  zar  habló  lo hizo  con  un  susurro  apagado.

        —Por  favor,  ayúdanos.
        Wyatt reparó por primera vez  en  que  su  bolso  estaba  en
  el suelo, junto a la puerta del coche, y parte de su  contenido  se

  había esparcido  por el lodo.



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