Page 226 - Fantasmas
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FANTASMAS
bro y la empujó, sólo un poco, para alejarla de él. Ella abrió los
ojos desorbitadamente y dejó escapar un gritito horrible y aho-
gado. Entonces levantó la mano y empezó a arañarle, a rasgar-
le la piel con sus afiladas uñas, hasta que Wyatt notó el escozor
caliente de la sangre en las mejillas.
Sujetó la mano que le arañaba y le dobló los dedos hacia
atrás hasta que casi tocaron el dorso. Después le dio un puñe-
tazo en el esternón, aguardó a que se quedara sin respiración
y cuando se inclinó hacia delante la golpeó en la cara con el
puño cerrado, hiriéndose los nudillos. Ella se tambaleó hacia
delante y le asió por el suéter y, al caer, lo arrastró con ella. To-
davía lo tenía sujeto por la muñeca y sus uñas seguían hundi-
das en su carne. Necesitaba librarse de ella como fuera, así
que la agarró por el pelo y tiró hasta hacerle doblar la cabe-
za hacia atrás, tiró y tiró hasta que sólo le veía la garganta y
no podía tirar más. Ella jadeó, le soltó la muñeca e intentó abo-
fetearle, y entonces él le hundió el puño en la garganta.
Se atragantaba. Wyatt le soltó el pelo y ella dejó caer la
cabeza hacia delante. Se desplomó de rodillas, sujetándose el
cuello con ambas manos, los hombros encogidos y el pelo ca-
yéndole por la cara, respirando con dificultad. Entonces giró
la cabeza y miró el cuchillo, que estaba en el suelo junto a ella.
Alargó la mano para cogerlo pero no fue lo bastante rápida y
Wyatt pudo empujarla y cogerlo antes que ella. Se volvió y lo
blandió en un gesto amenazador para mantenerla alejada de él.
Permaneció a unos metros de ella, respirando también
con dificultad, observándola. Ella le devolvió la mirada. Tenía
el pelo pegado a la cara en rizos enredados y llenos de sangre,
pero lo miraba a través de ellos. Todo lo que Wyatt veía era el
blanco de sus ojos. Ella respiraba ahora algo más despacio. Per-
manecieron así, mirándose, tal vez cinco segundos.
—Ayuda —musitó ella con voz ronca—. Ayuda.
Él la miró y ella se puso de pie con dificultad.
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