Page 252 - Fantasmas
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FANTASMAS


           la otra  y la embestía  mientras  su  capa  de grasa  temblaba  con
           furia.  Angie miró  con  nostalgia en  dirección  a la compuadora.
                —Angie —dije.
                Pareció  costarle  un  momento  darse  cuenta  de que  había
           oído  algo. Después  se  sentó  y se  inclinó  hacia delante,  escu-
           chando.  Repetí su  nombre  y pestañeó  nerviosa.  Volvió  la ca-
           beza hacia la ventana  casi de mala  gana,  pero  de nuevo  no  vio
           más  que su  propio reflejo...  hasta que  golpeé el cristal.
                Entonces  encogió los hombros  en un  acto  reflejo y abrió
           la boca para  gritar, aunque  no  emitió  sonido  alguno. Transcu-
           rrido un  instante  se levantó  de la cama  y se acercó  hacia la ven-
           tana  con  paso  indeciso.  Miró  afuera  y la saludé  con  la mano.
           Entonces  buscó  una  escalera  bajo mis pies y cuando  no  la vio
           levantó  los ojos hacia mí. Se tambaleó  y apoyó las manos  en  la
           cómoda  para no  caerse.
                —Abre  la ventana  —dije.
                Estuvo  peleándose  con  el cerrojo largo tiempo y por fin
           abrió.
                —Dios  mío —dijo—.  Dios  mío, dios mío.  ¿Cómo haces
           eso?
                —No  lo sé. ¿Puedo entrar?
                Me apoyé  en  el alféizar,  tratando  de ponerme  cómodo.
          Tenía un  brazo dentro  de la habitación  pero las piernas me  col-
           gaban por fuera.
                —No  —dijo—.  No puedo creerlo.
                —Pues  es  real.
                —¿Cómo  es  posible?
                —No  lo sé, te lo prometo  —contesté  cogiendo  la esqui-

          na de la capa—.  Pero ya lo había hecho antes,  hace mucho tiem-
          po.  ¿Sabes lo de la rodilla y la cicatriz  en  el pecho? Te dije que
          me  lo hice al caerme  de un  árbol.  ¿Te acuerdas?

                Una  mirada  de sorpresa  mezclada  con  súbita  compren-
          sión se  dibujó en  su  cara.




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