Page 256 - Fantasmas
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FANTASMAS
cendiendo hacia una hilera de nubes ribeteadas de mercurio.
Me gustaba cómo se aferraba a mí, sentirla temblar.
—Quiero volver.
—Todavía no.
Yo llevaba abiertos los primeros botones de la camisa y
ella hundió la cabeza en mi pecho, apretando su helada nariz
contra mi carne.
—Llevaba un tiempo queriendo hablar contigo —dijo—.
Esta noche quería haberte llamado. Estaba pensando en ti.
—¿Y a quién llamaste en mi lugar?
—A nadie —contestó. Entonces se dio cuenta de que ha-
bía estado escuchando desde detrás de la ventana y añadió—:
Bueno, a Hannah, una compañera de trabajo.
—¿Está estudiando para algún examen? Te oí preguntar-
le por qué estudiaba un sábado por la noche.
—Volvamos.
—Claro.
Enterró de nuevo la cabeza en mi pecho y su nariz rozó
mi cicatriz, una incisión con forma de luna creciente. Precisa-
mente me dirigía hacia ella, la luna, que no parecía estar tan le-
jos. Angie me pasó el dedo por la cicatriz.
—Es increíble —susurró—. Qué suerte tuviste. Unos po-
cos centímetros más abajo y esa rama te habría atravesado el
corazón.
—¿ Quién dice que no fue así? —dije, y me incliné ha-
cia delante y la solté.
Se aferró a mi cuello y tuve que separar sus dedos uno
a uno, antes de que cayera.
Siempre que mi hermano y yo jugábamos a los super-
héroes me obligaba a hacer de malo.
Alguien tiene que hacer de malo.
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